Expertos internacionales analizan la seguridad, la regulación y los aspectos nutricionales de los edulcorantes lights

La revista Nature publicaba en 2014 un artículo que defendía que la sacarina y otros edulcorantes artificiales modifican la flora intestinal de un modo que facilita el aumento de peso, hecho que a su vez dificulta el control del nivel de azúcar en la sangre y aumenta el riesgo de diabetes tipo 2. Después de este artículo algunas organizaciones respondieron que la seguridad de los edulcorantes bajos en calorías ha sido confirmada una y otra vez por los científicos y los organismos reguladores de todo el mundo.

De esta manera, se han pronunciado en varias ocasiones la Food and Drug Administration (FDA), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y Health Canada, que han remarcado que los edulcorantes bajos o sin calorías pueden desempeñar un papel importante en el control del peso, según los autores del artículo The Role of Low-calorie Sweetneres in Diabetes, publicado en la revista científica US Endocrinology, quienes defienden que el uso de edulcorantes bajos o sin calorías “puede facilitar a las personas con diabetes y prediabetes el control de sus niveles de glucosa en la sangre y la pérdida de peso corporal”.

Para tratar de llegar a un consenso sobre este escabroso asunto, 67 expertos en alimentación, nutrición, dietética, endocrinología, actividad física, pediatría y salud pública se han reunido en Lisboa con el objetivo es analizar el papel de estos edulcorantes en la alimentación, su seguridad, las medidas regulatorias y los aspectos nutricionales y dietéticos de su uso en alimentación.

Este encuentro, organizado por la Fundación para la Investigación Nutricional (FIN) con la colaboración de la Universidad Lusófona de Lisboa, ha contado con el apoyo de 42 sociedades y fundaciones de nutrición y dietética, sociedades médicas, universidades y centros de investigación europeos e iberoamericanos.

La FIN quiere contribuir de este modo a la reducción del consumo de azúcares añadidos a partir de alimentos y bebidas, en el contexto de la prevención y el tratamiento de la obesidad y enfermedades relacionadas con la misma. ”Los edulcorantes son utilizados de forma segura por los consumidores de todo el mundo desde hace más de un siglo”, ha explicado el profesor Lluís Serra-Majem, director del Instituto de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y presidente de la organización.

Este especialista ha señalado que “constituyen un elemento de indudable interés y actualidad no exento, sin embargo, de cierto desconocimiento por algunos sectores de la población y del ámbito académico, por lo que se hace necesaria esta reunión internacional donde se va a analizar su uso, beneficios, seguridad y los aspectos legislativos y regulatorios con el objetivo de elaborar posteriormente un documento de consenso”.

La obtención de la autorización de un nuevo edulcorante bajo en o sin calorías es un proceso largo y científicamente muy riguroso, cuentan desde FIN, poara añadir que "los solicitantes solo pueden pedir la aprobación de un edulcorante bajo en o sin calorías después de haber sido sometido a estrictas pruebas y haber proporcionado evidencias sobre seguridad y utilidad del producto”.

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