Destacan la necesidad de que los niños con diabetes se impliquen en su auto cuidado

El correcto abordaje de la diabetes desde la infancia influirá en la calidad de vida cuando el paciente sea adulto, de tal manera que la presencia o ausencia de complicaciones en el adulto diabético tipo 1 evidencia el grado de control metabólico que este paciente tuvo en su edad pediátrica.

Muchos estudios han demostrado que el riesgo de sufrir diabetes aumenta con el mal control glucémico, la larga duración de la enfermedad, una mayor edad y una historia familiar de complicaciones de la diabetes. Por este motivo, es muy importante intentar mantener un buen control glucémico y evitar otros problemas añadidos que aumentarán la posibilidad de que aparezcan problemas en el futuro.

Según detsaca el portal El Médico Interactivo, es necesario prevenir y evitar la complicación para no tener síntomas después. Entre estas complicaciones cabe destacar la retinopatía diabética, que es la afectación ocular y puede conducir a una ceguera.

Las recomendaciones actuales incluyen evaluar el fondo de ojo anualmente en el adolescente tras dos años de evolución y tras cinco años en los niños prepuberales. Con respecto a la nefropatía hay que saber que puede acabar produciendo una insuficiencia renal. El primer signo es la presencia de microalbuminuria, o pérdida de proteínas por la orina, que debe evaluarse siguiendo la misma frecuencia que la retinopatía diabética y se realiza analizando una muestra de orina.

Por su parte, la neuropatía diabética es la afectación de los nervios y con el tiempo puede provocar dolor en piernas, sensación de hormigueo, problemas musculares, etc. Al hablar de las complicaciones macrovasculares hay que centrarse en la mala irrigación de la sangre en las piernas principalmente, del infarto de miocardio y del cerebral. Y es que la enfermedad cardiovascular es la mayor causa de mortalidad en el adulto con diabetes tipo 1, aunque es raro que aparezca en personas jóvenes.

A la hora de establecer el control, es muy importante fijarse en la nutrición y la alimentación como parte esencial del tratamiento de la diabetes. La alimentación en la diabetes siempre ha tenido un enfoque muy restrictivo en lo referente a los hidratos de carbono, excluyendo de la dieta los alimentos que contenían azúcares. Actualmente, no se ha encontrado que la inclusión de azúcares de forma moderada en las comidas empeore el control metabólico. Lo más importante, por lo tanto, es mantener unos hábitos regulares de alimentación y realizar una dieta equilibrada.

Es muy importante tener en cuenta que la diabetes infantil es insulinodependiente, y la dieta debe satisfacer las necesidades de macro y micronutrientes del niño, teniendo en cuenta que está en periodo de crecimiento y participar en su control metabólico. Debe estar muy bien coordinada con el tratamiento farmacológico (insulina) y el ejercicio físico. Por eso, deben balancear su consumo de carbohidratos con su insulina y los niveles de actividad para mantener sus niveles de azúcar en la sangre bajo control.

Además, los niños con diabetes deben consumir comida que les pueda ayudar a mantener en un rango saludable los niveles de lípidos en la sangre.

Con respecto al ejercicio físico, hay que recordar que aumenta el gasto calórico y ayuda a mantener el peso adecuado y los niveles de colesterol y triglicéridos en rango normal. La vasculatura también se ve beneficiada por el ejercicio físico; por eso, las recomendaciones internacionales son que se realicen al día al menos 30 minutos de ejercicio físico.

El efecto que se produce durante el ejercicio es que el cuerpo tiende a utilizar más glucosa, siendo el resultado una disminución de los niveles de azúcar durante la actividad física. Existe también un periodo prolongado que puede durar hasta 24 horas postejercicio de aumento de la sensibilidad a la insulina en el que la glucemia tenderá a estar más baja. Esto se debe a que durante el ejercicio se ha utilizado la reserva de glucógeno del hígado, que tiende a rellenarse después del ejercicio, de ahí que la glucemia disminuya.

Los más aconsejables son los ejercicios aeróbicos (ciclismo, footing, fútbol…) porque favorecen la circulación sanguínea y nutrición de todas las células; y para que el ejercicio sea más eficaz es importante que sea diario, de intensidad y duración parecida, y divertido.

Por cada 30 minutos de ejercicio intenso se necesitarán de 10 a 15 gramos extra de hidratos de carbono; y hay que disminuir la dosis de insulina a continuación del ejercicio. En algunos casos la disminución puede ser de hasta un 50 % del total de la dosis. Para evitar la hiperglucemia asociada al ejercicio hay que tener en cuenta que se debe a la liberación de catecolaminas, las hormonas del estrés, que a su vez aumentan la glucemia.

En el manejo del niño con diabetes, el papel de la enfermería es básico para el aprendizaje necesario y para conseguir el mejor control metabólico; teniendo en cuenta que un paciente activo e informado es el que entiende el proceso de la enfermedad, sabe cuál es su responsabilidad diaria en su autocuidado, y cuenta con el apoyo de su entorno.

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