El elevado número de visitas que genera la diabetes y la sobrecarga de atención de enfermería suponen un elevado coste sanitario, por lo que los expertos defienden que uno de los aspectos que puede ayudar a mejorar dicha situación es el desarrollo de programas en los que enfermería tenga un papel importante en el seguimiento de los pacientes con esta enfermedad.
Los profesionales de enfermería realizan un gran esfuerzo informando al diabético sobre su enfermedad y tratamiento, pero los programas educativos no están estandarizados y, junto a la gran demanda asistencial, disminuye la efectividad de estas intervenciones.
Por regla general, la valoración de la organización y de la implicación de enfermería en el control de los pacientes con diabetes es positiva, aunque hay algunos puntos de mejora, y el tiempo del que dispone enfermería para estos pacientes es limitado, lo que hace que el problema sea similar al que ocurre con los médicos. Por otra parte, los enfermeros cada vez tienen más trabajo en domicilio, lo que dificulta disponer de programas eficientes no solo para diabetes, sino para otras patologías crónicas.
En la actualidad existe una gran cantidad de alternativas terapéuticas que, si se sabe elegir bien el tipo de paciente y el momento de su uso, se puede conseguir tratar a los diabéticos con unos costes controlados. No obstante, las trabas que pone la Administración por un mayor ahorro en gasto farmacológico dificultan que se pueda hacer uso de forma más intensiva de terapias que pueden significar un mejor tratamiento para el paciente.
Un buen control metabólico puede evitar o retrasar la aparición de las complicaciones microvasculares y macrovasculares, tal como se han demostrado diversos estudios con seguimiento a largo plazo como es el caso del estudio UKPDS para diabetes tipo 2. Así, una vez instaurados los cambios en el estilo de vida, el objetivo del tratamiento farmacológico de la diabetes tipo 2 será conseguir un control metabólico optimizado con la máxima seguridad posible.
Según publica el portal El Médico Interactivo, el inicio del tratamiento farmacológico debe comenzar a los tres o seis meses después de iniciar las medidas no farmacológicas, como son el cambio del estilo de vida encaminado a bajar de peso, aumentar el nivel de ejercicio físico diario y la reducción del consumo de alimentos que puedan aumentar los niveles glucémicos. Si estas medidas por sí solas no bastan para tener un buen control hay que empezar de inmediato el tratamiento farmacológico.
El inicio precoz redundará en beneficios a largo plazo para controlar la evolución de la enfermedad. Así, en pacientes jóvenes hay que ser ambiciosos en conseguir un buen control glucémico, por lo que se recomienda utilizar fármacos que no provoquen hipoglucemias.... y es que la obesidad y la hipoglucemia son los principales desafíos del tratamiento contra la diabetes, ya que la primera incrementa el riesgo de padecer problemas cardiovasculares y la segunda repercute en el control de la enfermedad.
En la actualidad están disponibles tratamientos que ayudan en este cometido, ya sea por su efecto neutro en el peso, como son los iDPP4 o fármacos que consiguen disminuir el peso como los glucosúricos o los agonistas del receptor de GLP-1. Además de la efectividad de un fármaco en bajar las cifras de hemoglobina glicosilada, se tienen en cuenta otros parámetros, entre los que destaca la seguridad cardiovascular.