La dieta baja en hidratos de carbono, muy parecida a la keto, consiste en restringir al máximo la ingesta calórica proveniente de carbohidratos y sustituirla tanto por proteínas como por grasas. Está principalmente diseñada para adelgazar, pero un grupo los investigadores de la Ohio State University liderados por el profesor Jeff Volek, han averiguado que existe una relación directa entre la ingesta de hidratos de carbono y el aumento de la cantidad de azúcares en sangre.
Este factor es determinante para promover la aparición de la diabetes mellitus tipo 2, por la que la respuesta de nuestro cuerpo a la insulina disminuye, con lo que si se sufre implica tener que ejercer un control continuo, durante toda nuestra vida, sobre lo que comemos, el ejercicio físico que necesitamos y controlar, además, nuestros niveles de insulina.
Tanto para luchar contra ella como para prevenirla, una de las principales recomendaciones de los profesionales de la salud es reducir los hidratos de carbono, que son moléculas más o menos largas de glucosa.
Los investigadores de la Ohio State University quisieron probar esta teoría y eligieron a un grupo de 16 hombres y mujeres con síndrome metabólico (un grupo de afecciones entre las que se encuentra la hipertensión arterial, la glucosa alta en sangre, acumulación de grasa en la cintura y los bajos niveles de colesterol HDL), que pone en riesgo al paciente de padecer diabetes tipo 2.
A continuación, les cambiaron absolutamente la dieta, reduciendo al máximo su consumo de hidratos de carbono, pero asegurándose de que comían suficientes calorías como para no perder peso en ningún caso. Los resultados fueron de lo más sorprendente, ya que ninguno de los sujetos de estudio adelgazó; sin embargo, más de la mitad de los participantes vio su síndrome metabólico completamente revertido, al tiempo que los niveles de colesterol HDL volvieron a niveles normales, el azúcar en sangre disminuyó hasta situarse en valores 'fuera de peligro' y la tensión arterial disminuyó en todos los casos.
Este estudio es de especial relevancia, dado que hasta el momento había un debate constante con otros estudios del mismo estilo en el que el síndrome metabólico de los participantes también se revertía, pero todos perdían peso, por lo que no se sabía si los efectos sobre la salud eran a causa del adelgazamiento o no.