Relacionan la diabetes con la hipertensión y la dislipemia

Los porcentajes de pacientes que tienen diabetes, hipertensión y dislipemia oscilan de una consulta a otra, pero no es lo mismo un cupo de pacientes ancianos que uno con población más joven, ya que los porcentajes de pacientes que presentan estas patologías más o menos son semejantes a los que aportan numerosos estudios de prevalencia de diabetes, hipertensión, dislipemia y asociación de las tres.

Existe aproximadamente un 40 % de pacientes con las tres patologías a la vez y un 55 % con dos patologías sobre todo hipertensión y diabetes. La prevalencia de hipertensión y dislipemia es de un 20-30 % en los adultos, pudiendo llegar hasta el 60 % en los mayores de 65 años.

Aunque son entidades independientes entre ellas, sí se asocian cuando otros factores como la obesidad y el tabaco están presentes. Es relevante destacar el hecho de que las personas con diabetes habitualmente suelen tener hipertensión, debido a una dieta y estilo de vida nada saludable. Para decidir con qué fármaco tratar a un paciente hay que considerar distintas variables, que serán derivadas de las condiciones del propio paciente, del fármaco y de sus propiedades.

De entre estos fármacos, los más empleados son los IECA y los ARA-II, debido a su amplia experiencia en su uso, efectividad, comodidad en la posología, así como los beneficios que han demostrado por su efecto renoprotector y cardioprotector, sin olvidar los beneficios y seguridad en el paciente anciano. Por su parte, los ARA-II son fármacos más recientes, que cuentan con los beneficios de los IECA pero con un mejor perfil farmacodinámico, más potencia de acción y menores efectos secundarios, sobre todo la tos que se relaciona con los IECA.

Entre los calcioantagonistas más empleados están los dihidropiridínicos, como el amlodipino o el manidipino, que logran un mayor descenso de la presión arterial, sin tener el efecto cronotrópico del verapamilo o el diltiazem, más usados como antiarrítmicos. Los betabloqueantes se utilizan como fármacos de segunda línea, habitualmente cuando se desea además reducir la frecuencia cardiaca.

En relación con el tratamiento de la diabetes, los pacientes pluripatológicos, que habitualmente están polimedicados y son ancianos, los objetivos de reducción de las cifras de glucemia no son tan exigentes, primando otros factores como la seguridad. En caso de no conseguir cifras de LDL adecuadas, a pesar de utilizar dosis máximas de estatinas, las guías europeas recomiendan la posibilidad de combinar otros fármacos (ezetimiba, resinas secuestradoras de ácidos biliares) mientras que las guías americanas señalan que la combinación de otros fármacos empleados en la reducción del colesterol no han demostrado claramente reducción de eventos cardiovasculares.

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