Desayunar tostadas con mantequilla duplica el riesgo de padecer diabetes

Desayunar cada mañana un par de tostadas untadas con mantequilla puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes en el futuro, según una sorprendente conclusión extraida de un estudio publicado en la revista The American Journal of Clinical Nutrition desarrollado en el marco del proyecto Predimed, un ensayo que valora los efectos de la Dieta Mediterránea en la prevención de enfermedades crónicas.

La relación entre una dieta rica en grasas y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares ha sido ampliamente evaluada en distintos estudios. Sin embargo, no hay tanto conocimiento respecto a la posible influencia de la grasa alimentaria en el desarrollo de diabetes, por lo que el objetivo de esta investigación era examinar el vínculo entre la ingesta total de grasas y la incidencia de esta enfermedad metabólica, así como el grado de riesgo en función de los diferentes tipos de grasas y el consumo de determinados alimentos.

Los investigadores analizaron los datos de 3.349 hombres y mujeres de entre 50 y 80 años que no sufrían diabetes al inicio del estudio, pero que sí presentaban un alto riesgo cardiovascular. A todos ellos se les hizo un seguimiento durante más de cuatro años, periodo en el cual 266 fueron diagnosticados con diabetes.

Los resultados arrojaron el dato de que aquellos participantes con un mayor consumo de grasas saturadas y de origen animal, fueron los que presentaron el doble de posibilidades de acabar desarrollando la enfermedad, respecto a los voluntarios con una ingesta menor.

Por otra parte, el estudio determinó que el consumo de 12 gramos al día de mantequilla, lo que viene a ser una cucharada sopera rasa, duplicaría el riesgo de padecer diabetes al cabo de cuatro años y medio, que es el tiempo durante el cual se realizó el seguimiento a los participantes en el proyecto.

La mantequilla se elabora a partir de crema o nata de leche fresca entera o bien de determinados productos lácteos en los que la materia grasa es el componente esencial. De hecho, por regulación, una mantequilla debe tener, por lo menos, 80 % grasa, 16 % agua y 3 % sólidos de leche”, ha explicado Juana Maria González Prada, directora técnica de la Clínica Alimmenta. Sin embargo, el hecho de ser un alimento tan rico en grasas —y mayoritariamente, en grasa saturada— no lo convierte en prohibido ni en poco recomendable, hasta el punto de que “su consumo de manera ocasional y en las cantidades adecuadas puede aportar beneficios a nuestra alimentación”, ha señalado la experta.

González Prada afirma que además de ser una fuente importante de grasa, la mantequilla también nos aporta vitaminas A, D, E y K, además de calcio. De esta manera, no es necesario desterrarla de nuestra dieta, sino que tan solo deberíamos tomar “una cucharada, una o dos veces por semana, como máximo”.

En cualquier caso, no se puede afirmar que la relación entre el consumo de mantequilla y la incidencia de diabetes se deba únicamente al hecho de ser un alimento con un alto contenido en grasa saturada y de origen animal. Por una parte, los investigadores creen que jugaría un papel clave la matriz alimentaria en la que se encuentra esta grasa; es decir, en cómo está presente en la mantequilla y su interacción con los demás nutrientes. Por la otra, también podría influir el hecho de que su consumo va asociado, generalmente, al de alimentos ricos en hidratos de carbono refinados, como es el caso de las tostadas o el pan.

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