Analizan la relación entre tuberculosis y diabetes

El 90 % de las personas son resistentes a la bacteria que provoca la tuberculosis y, por lo tanto, nunca desarrollan la enfermedad. Sin embargo, hay grupos de riesgo, como los diabéticos, que son más vulnerables.

Desde hace años, investigadores del Complejo Asistencial Universitario de León analizan cómo reaccionan los componentes de la sangre ante la infección y qué diferencias hay entre los individuos más y menos propensos a sufrir la enfermedad. Su último trabajo ofrece resultados inesperados que sirven para avanzar en este campo.

La relación entre la tuberculosis y la diabetes es “bidireccional”, afirma Octavio Rivero, investigador del Insituto de Estudios de Ciencias de la Salud, adscrito al Complejo Asistencial Universitario de León, en colaboración con el Instituto de Biomedicina (Ibiomed) de la Universidad de León.

Por un lado, los diabéticos tienen un mayor riesgo de padecer tuberculosis si son infectados y, por otro, parece que la tuberculosis ocasiona un aumento transitorio de azúcar en sangre que puede derivar en diabetes si se dan las condiciones propicias. Por eso, “el aumento del número de diabéticos supone un campo abonado para que la tuberculosis se desarrolle y se manifieste”.

Aunque la tuberculosis se suele asociar a países en desarrollo, España tiene tasas superiores a la media europea y cada año registra decenas de fallecimientos por esta causa. Ser diabético es uno de los factores de riesgo más importantes para contraerla, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud ya recomienda realizar cribados de diabetes en todos los enfermos de tuberculosis. “Padecerla dificulta el control de la diabetes y, a su vez, se ha observado que la respuesta de los diabéticos a los antibióticos es peor”, subraya el experto.

En general, se considera que los componentes defensivos frente a las infecciones están representados en la sangre de una forma u otra. Por eso, los investigadores infectan con bacterias muestras de sangre de individuos sanos y, en este caso, principalmente de pacientes diabéticos. “Al cabo de unos días contamos cuántas bacterias han sobrevivido a la actividad antimicrobiana de la sangre”, señala Octavio Rivero. De esta forma, averiguan las diferentes reacciones de cada grupo de riesgo.

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