Analizan cómo generar valor social a través del control estricto de la diabetes

Mantener un control no estricto de los pacientes con diabetes genera un coste de 16.122 euros durante los 5 años posteriores al diagnóstico en España, mientras que el gasto de aquellas personas con un control estricto de la enfermedad es de 13.473 euros, unas cifras que, extrapoladas al total de pacientes con esta enfermedad, implica un ahorro de 185 millones de euros al año, según las conclusiones recogidas en el informe ‘El valor social de un control estricto y temprano de la diabetes tipo 2 en España’ elaborado por la Fundación Weber.

 

En este sentido, Álvaro Hidalgo, presidente de la Fundación Weber explicó que "un diagnóstico temprano y un tratamiento con objetivos terapéuticos ambiciosos, además de contribuir a reduir efectos como la mortalidad, mejorar la calidad de vida y reducir las complicaciones micro y macro vasculares de esta enfermedad, también tiene un retorno económico positivo desde el punto de vista de la rentabilidad económica".

Ejemplo de ello son unas cifras que reflejan de forma nítida la realidad: tener un control estricto de la diabetes genera un valor social positivo de 2.649 euros por paciente a los 5 años del diagnóstico.

De esta manera, el informe ‘El valor social de un control estricto y temprano de la diabetes tipo 2 en España’ elaborado por la Fundación Weber tiene como principal objetivo «intentar poner en valor que cuando cuidamos la salud de las personas estamos haciendo una inversión que tiene un doble retorno: desde el punto de vista de los resultados para los pacientes, y desde el retorno económico para la sociedad», ha detallado Hidalgo.

Es por ello que uno de los retos a los que hay que hay que hacer frente al hablar de dibetes de tipo 2 está enfocado en «trabajar en la prevención, lo cual también aportará mayor valor social porque los primeros años tras el diagnóstico son fundamentales», advirtió Amelia Oleaga, jefa del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Basurto.

Y eso pasa por «una necesidad básica, que es la educación diabetológica, porque sin ella no hay un buen diagnóstico», tal y como explicó Iratxe Vilariño, presidenta de la Federación de Asociaciones de Diabéticos de Euskadi (FADE).

Una realidad que, unida a las conclusiones recogidas en el informe de la Fundación Weber, señalan como importante evidencia que «un paciente bien tratado ahorra recursos», admitió Millán.

Prevención, diagnóstico precoz y ofrecer los tratamientos adecuados son las tres patas por las que debe pasar el futuro de este una enfermedad «que tiene factores de riesgo que están ligados a hábitos de vida, por ello hay que crear entornos favorecedores», señaló por su parte Koldo Cámara, subdirector de salud pública de Gobierno vasco.

«Nos falta actuar», denunció la representante de las personas afectadas por la diabetes, quien añadió que «es necesario que todas las comunidades autónomas tengan una forma común de lanzar el mensaje y que haya profesionales completamente formados porque no tenemos que mendigar nuestros tratamientos. Y eso pasa por «convencer de que hay que invertir en profesionales y en estrategias de tratamiento que, además, van a suponer un retorno económico en la sociedad», matizó el presidente de la Fundación Weber.

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