Un control temprano y estricto de la diabetes tipo 2 podría suponer una serie de beneficios ligados a la prevención de complicaciones y mortalidad con el correspondiente ahorro en el consumo de recursos sanitarios, así como el incremento de la calidad de vida. En concreto, una persona con la diabetes controlada, podría suponer un ahorro de 2.649 € durante los primeros cinco años tras el diagnóstico.
De esta manera, en total, se podrían generar 185 millones de euros de valor social total en España, lo que equivale a una reducción del 8,7 % del coste total generado por la diabetes.
Así lo han puesto de manifiesto los expertos que han presentado el Informe Valor social de un control estricto y temprano de la diabetes tipo 2 en España, elaborado por la cosultora Weber, y que cuenta con el aval científico de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y de la Sociedad Española de Diabetes (SED), así como con el aval de la Federación Española de Diabetes (FEDE).
El objetivo de este estudio es estimar el valor social; es decir, la diferencia entre el impacto económico generado por un control estricto de la enfermedad frente a un control no estricto cinco años después del diagnóstico.
Las conclusiones del informe fueron presentadas por Álvaro Hidalgo, presidente de la Fundación Weber; junto a los doctores Francisco Javier Escalada, presidente de la SEEN; Joan Antoni Vallés, farmacólogo clínico del Instituto Catalán de la Salud, y Juan Francisco Perán, presidente de FEDE.
La diabetes tipo 2 genera una importante carga para el Sistema Nacional de Salud (SNS), de tal forma que tal y como destaca el informe, una persona sin esta patología consume 1.804 € cada año en recursos directos sanitarios frente a los 3.110 € de media de una persona con diabetes tipo 2.
“Un control estricto* de la enfermedad generaría un valor social positivo durante los primeros cinco años tras el diagnóstico de hasta 185 M €. La mayor parte del valor social correspondería a un ahorro en hospitalizaciones (65,7 M €) y la mejora de la calidad de vida (56,2 M €), seguido de la productividad laboral por reducción de la mortalidad (41 M €) y del ahorro por la disminución de complicaciones (22,2 M €), ha explicado Álvaro Hidalgo, presidente de la Fundación Weber.
En cuanto al impacto económico concreto por paciente, el informe apunta que un control estricto de la diabetes tipo 2 generaría un valor social positivo durante los primeros cinco años tras el diagnóstico de 2.649 € por persona, desglosado en 318 € por reducción del impacto de las complicaciones, 940 por disminución de hospitalizaciones, 805€ gracias a una mejora de la calidad de vida, y 586 € en productividad laboral por reducción de la mortalidad.
Según ha asegurado el doctor Juan Antonio Vallés, farmacólogo clínico del Instituto Catalán de la Salud, “diversos estudios han confirmado los beneficios clínicos de un control estricto* y temprano de la enfermedad, lo que a su vez comporta un mayor gasto sanitario (visitas, exploraciones y tratamiento farmacológico, entre otros). No obstante, el informe que hoy presentamos concluye que este control estricto* y temprano también se asocia con un menor impacto económico, a un mayor valor social por menor coste derivado de las complicaciones, de las hospitalizaciones, por una mejora de la calidad de vida y por una mayor productividad laboral”.
En este sentido, la revisión bibliográfica utilizada en el informe realizado muestra que, en el momento del diagnóstico, 74.985 pacientes en nuestro país muestran un control estricto y 69.888 un control no estricto; al tiempo que mantener un control no estricto implica un coste mayor frente a mantener un control estricto: 16.122 € frente a 13.473 € en un periodo de cinco años.
Las complicaciones generadas por la diabetes tipo 2 constituyen uno de los aspectos de mayor importancia e influencia en la evolución de la enfermedad. Tal y como asegura el doctor Francisco Javier Escalada, presidente de la SEEN, “un buen control glucémico es el punto de partida, dado que puede prevenir o retrasar complicaciones de la diabetes y la morbimortalidad, y con ello mejorar la calidad de vida de las personas que viven con esta enfermedad”.
En este sentido, el doctor Escalada ha indicado que “las complicaciones agudas agrupan las descompensaciones hiperglucémicas (simple, cetoacidosis y descompensación hiperglucémica hiperosmolar) y las hipoglucemias. Además, hay complicaciones crónicas, que pueden ser microvasculares, como la retinopatía diabética, la enfermedad renal diabética o la polineuropatía diabética; y macrovasculares como las enfermedades cardiovasculares, las cerebrovasculares y la arteriopatía periférica. A caballo entre ambas podríamos tener la insuficiencia cardíaca/miocardiopatía diabética”.
Por otra parte, reducir las hospitalizaciones por complicaciones agudas y crónicas representaría el impacto económico positivo con mayor valor social absoluto: 65,7 M €, lo que supondría una reducción del 18,9 % del coste total generado por las complicaciones si se mantiene la diabetes controlada.
Así las cosas, el diagnóstico precoz de la diabetes resulta esencial para conseguir un mejor control de la enfermedad y evitar complicaciones, ya que según se desprende del estudio, casi la mitad de los pacientes muestran un nivel de HbA1c por encima del 6,5 % en el momento del diagnóstico. En este sentido, Juan Francisco Perán, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), ha insistido en que “sólo mediante la detección temprana conseguiremos que las personas con diabetes cuenten desde el principio con el tratamiento adecuado y, con ello, con la capacidad de controlar adecuadamente la patología”.
Por ello, tal y como explica el presidente de FEDE, “la educación diabetológica debe ser personalizada, continuada en el tiempo y de calidad, dado que es la clave para conseguir un buen estado de salud y, por ende, de calidad de vida. Además, un paciente que conoce su diabetes es un paciente que pasa desde el autoanálisis al autocontrol de la enfermedad, es decir, pasa de un ser un paciente pasivo a ser un paciente activo, con capacidad de tomar medidas y decisiones para tener bajo control la enfermedad. Eso sí, siempre en coordinación con su equipo de profesionales sanitarios. Solo así se pueden prevenir, evitar y/o retrasar complicaciones de la enfermedad, como los problemas cardiovasculares y complicaciones renales, visuales o neuropáticas”, añade.
El tratamiento de la diabetes tipo 2 incluye una alimentación saludable, mantenimiento de un peso correcto, realizar ejercicio de forma regular, control de la glucosa y, si es necesario, tratamiento farmacológico. En este sentido, según explica el doctor Escalada, “hay numerosos estudios que han demostrado que incluso solo con una adecuada intervención dietética promoviendo una alimentación saludable y ejercicio físico, acompañado por una adecuada educación diabetológica, se puede conseguir la remisión de la enfermedad. Dentro del concepto de alimentación saludable, caben diferentes estilos de alimentación, pero el patrón de dieta mediterránea es quizá el que mayor evidencia científica atesora”.
Los expertos coinciden en que la adherencia terapéutica es fundamental para lograr los objetivos del tratamiento, de forma que “tomar la dosis correcta, respetar los intervalos entre dosis y persistir en el tiempo es muy importante para lograr el control glucémico y mejorar los resultados clínicos. Una buena adherencia se asocia a un mejor control glucémico, disminución de complicaciones microvasculares y macrovasculares, menos ingresos hospitalarios y menor mortalidad”, asegura el doctor Juan Antoni Vallés, quien además, ha señalado que “se tienen en cuenta fundamentalmente la calidad metodológica de los ensayos clínicos y la seguridad y eficacia del tratamiento, así como los estudios de coste-utilidad del fármaco, pero en cambio el ahorro de costes sanitarios y de costes no sanitarios o el impacto en la productividad, de momento no parece tener demasiada importancia, aunque posiblemente se pueda tener cada vez más en cuenta en el futuro”.