Los diabéticos pueden llevar una vida saludable y normal si siguen una dieta libre de grasas y azúcares y controlan su nivel de glucosa en la sangre mediante la aplicación de insulina. Sin embargo, en ocasiones por descuido y en otras por mala memoria, o fallos en la relación médico-paciente, un tercio de la población que padece esta enfermedad no cumple con inyectarse la dosis prescrita en tiempo y forma.
Esta falta de fidelidad al tratamiento constituye además un problema de salud pública, ya que puede ocasionar complicaciones como nefropatía, amputaciones e incluso la muerte, además de disparar los costes de hospitalización.
Para solucionar estos problemas pronto llegará al mercado Insulclock, un dispositivo que guarda la información y cuando detecta que el móvil al que estará emparejado (que puede ser el del mismo usuario, su pareja, médico o cuidador) está cerca, le envía los datos por Bluetooth.
De esta manera, alguien más puede verificar que el paciente sigue el tratamiento. “Estamos en conversaciones avanzadas con fabricantes de glucómetros para que el dispositivo sea capaz también de registrar el nivel de glucosa en sangre”, ha explicado uno de sus creadores, José Luis López.
Este invento, denominado genéricamente Insulclock, ganó hace algunas semanas la tercera edición del Premio G5 Innova al Emprendimiento Social, dotado con 7.000 euros.
El dispositivo, que mide 30 milímetros de altura por 20 de diámetro, es un émbolo que tiene la forma de un capuchón pequeño, como el de un rotulador, que se ajusta al extremo de la pluma y guarda los datos cuando se presiona un botón y el paciente da el pinchazo.
El reloj puede programarse, y si el usuario no cumple con inyectarse la dosis en la hora fijada, activa una alarma que cada 15 minutos enciende una luz y hace que suene un pitido. Si transcurrida una hora el paciente sigue sin hacer caso, envía un mensaje de texto y correo electrónico a su cuidador o tutor, de manera que este tenga la posibilidad de llamarle por teléfono o avisarle.
El proyecto, que está tramitando la patente internacional, ha recibido el respaldo de la Fundación Jiménez Díaz, que lo está testando en pacientes ambulatorios de su hospital universitario, en Madrid. Además, el Emory University Hospital de Atlanta va a realizar ensayos clínicos para comprobar si el uso de Insulclock mejora la adherencia al tratamiento, concepto que los científicos emplean para referirse al grado de cumplimiento de la medicación por parte de los pacientes.
El producto saldrá a la venta en el mercado español en el tercer trimestre de este año, al precio de 249 euros IVA incluido. Sin embargo, ya es posible comprarlo por adelantado, con un descuento de 50 euros, a través de la web de Insulclock.