Los especialistas en la materia han advertido de que en los últimos tiempos aumenta la diabetes por la mala alimentación infantil, y más en concreto, en las dos últimas décadas, la diabetes mellitus tipo 2 ha aumentado en la edad pediátrica, en paralelo al incremento de la obesidad; por lo que han recordado que esta patología se produce, sobre todo, debido a la mala alimentación en la población infantil.
Sierra Gutiérrez, pediatra diabetóloga, ha explicado que "aunque la diabetes mellitus tipo 1 sigue siendo la causa más frecuente de diabetes en la infancia, el aumento de casos de DM2 y de estadios prediabéticos como la intolerancia a la glucosa o la glucemia basal alterada han sufrido un aumento alarmante en los países desarrollados", y ha señalado que "la DM2 tiene un pico de incidencia entre los 12 y 16 años y se produce fundamentalmente por factores como la obesidad y la resistencia a la insulina, hormona que regula los niveles de azúcar en sangre. Otros factores de riesgo de presentar DM2 son la etnia, los antecedentes familiares, el alto o bajo peso al nacer y la diabetes gestacional en la madre".
Por otra parte, Sierra ha señalado que, además, "la DM2 en la edad pediátrica supone la aparición de complicaciones agudas y crónicas más frecuentes y precoces que en otras edades como son la retinopatía (causa de ceguera), enfermedad hepática, insuficiencia renal (que precisa diálisis), neuropatía. Estas complicaciones, asociadas a las patologías que suelen presentar estos pacientes supone una pérdida de esperanza de vida de 15 años".
De esta manera, para el tratamiento de la diabetes en niños, los especialistas insisten en la necesidad de intervenir en determinados hábitos de vida, fundamentalmente nutricionales. En este sentido, la pediatra ha afirmado que "el fomento de la cocina tradicional mediterránea, evitar el picoteo o evitar el consumo de alimentos ricos en azúcares refinados son algunas de las pautas a seguir para tratar y, sobre todo, para prevenir la aparición de esta patología", para añadir que "se debe enfatizar la necesidad de una dieta sana para toda la familia y, aunque el estilo de vida actual implique horarios que dificulten compartir horas con los hijos y un menor control de los hábitos alimenticios de los adolescentes; además de la existencia de una publicidad y presencia excesiva de alimentos procesados que tampoco ayuda, hay que intentar promover desde los centros educativos la importancia de las medidas preventivas para el desarrollo de enfermedades crónicas".
Según explica el diario 20 Minutos, la realización de ejercicio físico moderado diario es una de las claves para la prevención, por lo que se debe limitar el tiempo que los niños y adolescentes pasan delante de la televisión y de las videoconsolas, ya que, actualmente, sólo un tercio de los adolescentes europeos consiguen alcanzar la recomendación de realizar 60 minutos de actividad física moderada al día.
La actividad física, aparte de mejorar el peso corporal, aumenta la sensibilidad a la insulina, por lo que debe hacerse hincapié en estos pacientes recordando que, aún con falta de tiempo, podemos hacer pequeñas acciones para cambiar nuestros hábitos sedentarios, tales como subir o bajar escaleras en lugar de coger el ascensor, ir al colegio o instituto andando, bajarse en una parada de autobús anterior a la que nos corresponde, bailar, etcétera.