Los españoles ganan, de media, entre dos y cuatro kilos tras las fiestas de Navidad, según datos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), dados a conocer por una serie de expertos que señalan que este fenómeno aparece, en parte, por el hambre hedonista, que supone la ingesta de determinados alimentos para obtener placer.
"En el hambre hedonista se genera la activación de determinados grupos neuronales, como son los del área ventrotegmental o del núcleo 'accumbens' que liberan neurotransimisores como la dopanima. Ésto no solo desencadena nuestro apetito, sino que además la ingesta de esos alimentos nos genera placer", concreta el director del grupo de investigación Obesómica Funcional del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), el doctor Carlos Diéguez.
En sus palabras, "el cuerpo humano es una máquina casi perfecta" que permite equilibrar la ingesta de alimentos en el organismo de la persona, al metabolizarlos. Sin embargo, "algunas comidas nos hacen comer más", aun sin tener necesidades energéticas, al activar determinados circuitos neuronales que liberan dopanima y generan bienestar en el organismo, asegura.
Los mencionados circuitos neuronales, prosigue, se activan según determinados tipos de comida. Así, la ingesta de carbohidratos produce, en general, mayor placer en comparación, por ejemplo, con la de grasas. Pese a que la explicación del fenómeno no está aun del todo clara, este experto explica que "los receptores para el gusto son distintos" en los seres humanos. Sin olvidar "la propia habituación o inducción", señala.
Investigaciones recientes demuestran que la persona toma, cada día, 220 decisiones alimentarias, de las que solamente 19 se toman de manera consciente.
Diéguez considera "complicado" controlar el hambre hedonista, pues no existe un fármaco en la actualidad que pueda regularlo. La única vía, dice, es "inducir cambios conductuales" en la persona.