Un diabético no suele fallecer por una descompensación de su nivel de glucosa, sino por un infarto o un ictus, de forma que estos enfermos suelen presentar problemas cardiovasculares que van empeorando con el paso del tiempo, sobre todo los relacionados con la presión arterial y el colesterol.
Según el endocrinólogo Edelmiro Menéndez, jefe del servicio en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y ponente en el Club de La Nueva España de Gijón, el abordaje de este tipo de enfermos debe ser más global, aunque siente que muchos usuarios no son conscientes de sus factores de riesgo.
En muchos casos la diabetes se presenta en pacientes que tienen cierto sobrepeso o que lo irán desarrollando, lo que sumado a un estilo de vida sedentario y a una mala alimentación, hará que las enfermedades cardiovasculares vayan en aumento y los vasos sanguíneos del afectado se irán recubriendo de grasa y taponando las venas y arterias, hasta que llegue un momento en el que la sangre no logre alcanzar algún órgano vital.
Si no llega hasta el corazón, al paciente le dará un infarto; y si no llega hasta el cerebro, le dará un ictus. "La mayoría de las muertes de este tipo de pacientes se deben a enfermedades vasculares y los estudios apuntan a que tienen un riesgo entre dos y cuatro veces mayor, pero los estudios que hemos hecho aquí nos dicen que el riesgo se multiplica por siete", ha explicado el especialista.
Uno de los perfiles más habituales de este tipo de enfermos es el de un varón de 60 años que ya ha sufrido un infarto o un ictus. "En estos casos, si no te cuidas, puedes perder hasta 12 años de esperanza de vida", explica el experto, que ha aclarado la importancia de que el enfermo sea conscientes de lo que supone para su salud cambiar su hábitos de vida. "Un punto menos de glucemia te baja un 21% el riesgo de muerte, un 43% el de amputación y 12% el de que tengas un accidente cardiovascular", ha resumido.
El gran reto ahora es que los usuarios comprendan la importancia de cumplir puntual con sus tratamientos, por lo que Menéndez ha concluido que "la adherencia sigue siendo mala, muchos pacientes se saltan alguna dosis de insulina porque piensan que no pasa nada o porque se quejan de tener que tomar muchas pastillas, pero el impacto que tiene en su salud es enorme".