El análisis del ojo, y más concretamente del cristalino, podría consolidarse como una nueva vía a la hora de detectar la diabetes y, sobre todo, de predecir su posible aparición, según indica un estudio presentado en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), celebrada recientemente en Barcelona, y donde se ha puesto de manifiesto que esto es posible gracias a la utilización de un tipo de biomicroscopio recién desarrollado.
Esta herramienta permite medir el nivel de autofluorescencia del cristalino del ojo, lo que ayuda a determinar si una persona es intolerante a la glucosa, una patología que abre la puerta a un futuro desarrollo de la enfermedad.
El estudio, denominado Las mediciones no invasivas de los productos AGE en el cristalino del ojo pueden distinguir a los sujetos con prediabetes y diabetes tipo 2, ha sido elaborado por Mitra Tavakoli, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter (Reino Unido), y en él toma como punto de partida el análisis de la acumulación de productos finales de glicación avanzada (AGE) en el cuerpo, los cuales contribuyen a la patogénesis de muchas enfermedades.
Entre estas emfermedades se encuentran las complicaciones de la diabetes, incluida la retinopatía (daño del nervio ocular) y la neuropatía (daño nervioso general).
Cuenta el portal El Médico Interactivo que en su trabajo, Tavakoli apunta que las proteínas en el cristalino no cambian y, por lo tanto, “dan una indicación de los niveles promedio de glucosa durante un periodo de tiempo muy largo”. En este sentido, los AGE tienen una fluorescencia medible única, algo a lo que no se le ha podido sacar más partido hasta la fecha porque la medición no invasiva de estos productos finales de glicación avanzada “no estuvo disponible hasta hace poco con la introducción de un nuevo biomicroscopio confocal de barrido”.
La incógnita que la autora quería despejar es si la medición de la fluorescencia automática del cristalino con un escáner realizado con este biomicroscopio permite distinguir a sujetos con diabetes o con intolerancia a la glucosa, lo que ayuda a predecir la aparición de la enfermedad de sujetos de control sanos.
Asimismo, se analizó la relación entre los niveles de autofluorescencia y la morfología de los nervios corneales, para lo que el estudio contó con 20 pacientes con diabetes tipo 2, 20 con intolerancia a la glucosa y 20 sujetos sanos de control, los cuales fueron sometidos a evaluaciones médicas y neurológicas exhaustivas, incluida la microscopía confocal corneal y la medición de la autofluorescencia del cristalino mediante el uso de un microscopio biológico confocal.
Como conclusión, la autora ha apuntado que “la autofluorescencia del cristalino podría ser un potente marcador del control de la diabetes a largo plazo que predice riesgos de complicaciones futuras”, lo que según ha explicado, “respalda su viabilidad para detectar sujetos con diabetes tipo 2 no diagnosticada”.