Beber leche podría reducir el riesgo de padecer diabetes si no se poseen las enzimas para descomponerla

La relación entre la ingesta de leche y la diabetes tipo 2 ha venido siendo controvertida, de modo que mientras algunos estudios han demostrado una clara asociación protectora, otros no han demostrado ninguna correlación, e incluso han mostrado un mayor riesgo de diabetes entre los consumidores de leche.

 

Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Metabolism y desarrollado por investigadores procedentes de todo Estados Unidos ha puesto fin a esta controversia, destacando una variante genética simple que sustenta estos efectos contrastantes.

De esta manera, el estudio dirigido por Qibin Qi de la Facultad de Medicina Albert Einstein y la Facultad de Medicina de Harvard, y publicado en la revista Nature Metabolism, hizo un seguimiento de más de 12.000 adultos hispanos/latinos de EE.UU., para descubrir que una mayor ingesta de leche en la dieta se asocia con una disminución del 30 % en el riesgo de diabetes, aunque sólo en individuos con una variante particular de un gen específico. 

Este gen codifica la enzima lactasa, esencial para la descomposición de los azúcares de la leche, y permite que algunas personas produzcan lactasa a lo largo de toda su vida. Sin embargo, otras personas dejan de producirla después de la infancia, una vez que dejan de tomar la leche materna, y son estas personas las que tienen más dificultades para digerir los azúcares de la leche, lo que en muchos casos puede provocar intolerancia a la lactosa, aunque no siempre.

En este sentido, Lonneke Janssen Duijghuijsen, investigadora en nutrición y salud de la Universidad Wageningen de los Países Bajos, ha explicado que “la falta de persistencia de lactasa no excluye necesariamente la capacidad de consumir cierta cantidad de lactosa”, para añadir que “las investigaciones han demostrado que muchas personas que no son persistentes en la lactasa pueden consumir hasta 12 gramos de lactosa por día, comparable a la cantidad de un vaso grande de leche, sin sufrir síntomas de intolerancia”.

Asñi las cosas, en estos individuos, beber leche se asoció con un aumento significativo en la abundancia de bacterias intestinales “buenas”, lo que a su vez se correlacionó con un riesgo reducido de diabetes tipo 2.

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