Según datos arrojados por la OMS, el número de personas con diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, mientras que la mitad de las personas diabéticas en España están sin diagnosticar y no saben que lo son. En este contexto, los expertos defienden que un registro general de diabetes permitiría no solamente mejorar el control de los pacientes, sino también ayudar en la toma decisiones a nivel de gestión.
En este sentido, el doctor Luis Castaño, catedrático de Pediatría de la UPV/EHU, director del Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina y Enfermería en el Hospital Universitario de Cruces, e investigador de Biocruces Bizkaia, del centro de investigación biomédica en red de Diabetes (CIBERDEM) ha explicado sobre la necesidad de poner en marcha un registro nacional de diabetes, que “está previsto que en los próximos meses podamos ponerlo en marcha. Por otro lado, para mejorar el tratamiento de la diabetes es importante tener datos globales y saber cómo están controlados los pacientes”.
Por su parte, la profesora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la UPV/EHU, Izortze Santin, que da docencia en los grados de Biotecnología y de Bioquímica y Biología Molecular, apunta en el mismo sentido que “sabemos que aproximadamente el 13,5 % de la población española adulta tiene diabetes. Sin embargo, existe una heterogeneidad en la distribución en las diferentes regiones. Así, algunas áreas como Andalucía o Canarias duplican el número de personas con diabetes que Asturias o el País Vasco”.
Los expertos coinciden en afirmar que es necesario “un registro general de diabetes permitiría no solamente mejorar el control paciente, sino también ayudar en la toma decisiones a nivel de gestión, porque no es lo mismo que un 7% de la población sea diabética o que lo sea un 13%”.
Uno de los puntos de atención del CIBERDEM es determinar “qué tipo de análisis hay que hacer a las personas que debutan con diabetes, para diferenciar el tipo de diabetes que tienen y decidir el tratamiento adecuado”. En opinión del doctor Castaño, “es importante definir cómo podemos clasificar a las personas con diabetes en función de sus características genéticas y clínicas, para que en función de eso podamos tratarlas con el tratamiento más adecuado”. “En este momento estamos trabajando en lo que llamamos el polygenic risk score, o sea el marcador de riesgo genético de cada una de las diabetes”, afirma.
En base a un estudio de todos los genes del genoma, se deduce la probabilidad de que una persona desarrolle en un futuro algún tipo de diabetes: “Tenemos que ir a buscar qué gen o genes son los alterados, porque en función de eso se le tratará de una manera u otra”, afirman los expertos que indican que otra de las vías clave en las que trabajan es en la curación de la diabetes. “Una vez más la curación depende del tipo de diabetes al que nos enfrentamos —afirma Castaño—. Por ejemplo, para poder curar la diabetes tipo 1 es necesario saber qué es lo que la produce”.
Es ahí donde entra la doctora Santin, que se dedica a la investigación básica de la diabetes tipo 1, esplica que “en mi equipo trabajamos para conocer el origen de la diabetes tipo uno, una enfermedad autoinmune que requiere inyectarse insulina durante toda la vida, y en la que las células beta pancreáticas (las células que producen insulina) son destruidas por el propio sistema inmunitario”.
Los resultados de los estudios realizados muestran que “en personas con riesgo genético de padecer diabetes, ciertas infecciones víricas u otros factores ambientales no establecidos podrían provocar una activación autoinmune que lleva a la destrucción de las células beta del páncreas”.
El doctor Castaño ha destacado la importancia del diagnóstico precoz y de la prevención, explicando que “en la diabetes tipo 1 es importante evitar que el páncreas se destruya. Tenemos que diagnosticar la diabetes antes, y para eso tenemos que saber cómo es la historia natural, o sea, la evolución natural de una persona con diabetes, antes de que esta ocurra”.
En ese sentido, el grupo de investigación ha estudiado diferentes marcadores en familiares de personas con diabetes, que en un futuro pueden desarrollar diabetes. “En algunos casos hemos sido capaces de detectar alteraciones en estos marcadores, y mediante un seguimiento hemos visto cuáles de esas personas desarrollan diabetes”, explica. En opinión del doctor es muy importante empezar a tratar a estas personas con mucha antelación para evitar que el páncreas llegue a destruirse:
En el grupo de investigación combinan investigación básica e investigación traslacional aplicada al paciente, y muchas de sus líneas de investigación tienen como base la interacción entre ambas. “Es cierto que actualmente se demanda cada vez más investigación aplicada, pero hay que tener en cuenta que sin investigación básica la aplicada no sería posible —afirma la doctora Santin—. La colaboración entre ambos niveles es fundamental, por ejemplo, para ver si lo que nosotros percibimos en el laboratorio realmente se refleja en los pacientes”.