Mujeres rurales egipcias divulgan recetas milenarias para hacer frente a la diabetes

Laura Tabet es la fundadora de la ONG Nawaya y propietaria de Happy Farm, una granja situada a medio camino entre las pirámides de Sakara y Guiza, en Egipto, en el límite fértil del canal del Nilo, que acoge a mujeres del Egipto rural, que trabajan para divulgar la cocina milenaria de un país con graves problemas nutricionales entre los que destaca la diabetes.

 

La organización liderada por Tabet emplea a una decena de mujeres y forma a muchas otras en su granja, donde cultivan sus propias verduras ecológicas y crían su propio ganado, además de organizar comidas privadas y talleres de cocina tradicional egipcia.

En este país, el aumento de los precios ha privado a una gran parte de la población, especialmente en megaurbes como El Cairo, del acceso a productos frescos; y cada vez son más los habitantes que optan por la comida rápida, más económica pero nutricionalmente deficiente.

Esto ha provocado que, en los últimos años, los problemas de sobrepeso se dispararan en Egipto, de manera que casi el 50 % de las mujeres y el 25,9 % de los hombres padecen obesidad, n¡mientras que la diabetes afecta al 23,4 % de las mujeres y al 18,8 % de los hombres.

Creemos que el regreso a los orígenes de la cocina egipcia, excepcionalmente rica y sana, es la clave para que las próximas generaciones crezcan de forma saludable”, ha explicado Tablet en este sentido, para añadir que “la gastronomía egipcia ha desaparecido prácticamente por completo en las dos últimas generaciones”.

Su objetivo, además de proporcionar una alternativa saludable a la comida rápida, es preservar y difundir la rica herencia culinaria de Egipto. “Cuando lanzamos Nawaya, el primer paso fue llegar a las mujeres del entorno rural”, ha explicado, tras lo que comentó que “nos dimos cuenta de que no tenían prácticamente ningún conocimiento sobre alimentación sana”.

Se organizaron proyecciones populares de vídeos con recetas de cocina tradicional, seguidas de coloquios donde “las mujeres también compartían sus conocimientos”, y así localizaron “a líderes locales dispuestas a colaborar de forma activa con la idea”.

En colaboración con chefs y nutricionistas, las mujeres preparan un menú de temporada con los alimentos de la propia granja. Entre los indispensables están el queso Bekhero y el tradicional Kishk Saedi, una masa elaborada con leche fermentada y trigo, un alimento altamente nutritivo y en vías de extinción.

Hace 10 años, asegura Tabet, era muy difícil convencer a una mujer rural de abandonar su casa; pero hoy, debido a la crisis económica, necesitan ingresos para mantener a sus familias.

Por su trabajo en la granja todas las cocineras reciben un salario; y la ONG Nawaya busca ahora impulsar otras iniciativas vinculadas al turismo gastronómico y ecológico, prácticamente desconocido en un país que, en 2023, fue visitado por 15 millones de extranjeros.

Parte del problema, según Tabet, es “la inexistencia de cooperativas” que permitan a los pequeños agricultores “competir en precios con las grandes productoras de alimentos”, que “están acostumbradas a utilizar gran cantidad de pesticidas”.

De origen de ascendencia egipcia y británica, Laura Tabet, tras completar sus estudios en nutrición y medio ambiente en Canadá, decidió mudarse desde una de las barriadas de la capital hacia Sakara. Esta localidad es conocida por su turismo arqueológico, aunque sus beneficios rara vez llegan a la comunidad local.

Con todo, iniciativas como Happy Farm demuestran que es posible realizar un cambio hacia una alimentación más saludable, incluso en los paises más pobres.

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