Las personas con diabetes se ven obligadas a pincharse los dedos varias veces cada día para medir los niveles de azúcar en su sangre, y así poder mantenerlos a raya con inyecciones de insulina. De esta manera, a lo largo del tiempo, los dedos de estos pacientes acumulan centenares de dolorosos pinchazos que, aunque necesarios para controlar la enfermedad, causan el dolor y aportan un riesgo de infecciones.
Ahora, un nuevo sensor capaz de medir el azúcar en sangre a través de la piel podría hacerles la vida más fácil. Desarrollado por científicos de la Universidad Tsinghua de Pekín (China), se trata de un sistema parecido a un parche que imita la piel que y no causa ninguna herida.
En un ensayo piloto publicado en la revista Science Advances, se ha mostrado una precisión comparable a los métodos invasivos que hoy en día se utilizan para monitorizar el azúcar en sangre, pero sin provocar molestias en la piel.
En 2001, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos aprobó el primer dispositivo para monitorizar el azúcar en sangre de forma no invasiva, el Glucowatch, pero la inexactitud de las medidas y algunos efectos secundarios provocaron que desapareciese gradualmente del mercado.
El nuevo sensor desarrollado por la Universidad Tsinghua parte de la misma idea que el Glucowatch, pero ha logrado una precisión mayor y no ha provocado ningún efecto secundario en los voluntarios de la prueba piloto.
En estos momentos, el prototipo consta de una batería de papel y del propio sensor, que mide tan sólo tres micrómetros de grosor, es decir tres milésimas parte de un milímetro. Para tomar la medida, primero se engancha sobre la piel la batería, que genera un campo magnético que atrae la glucosa de los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel.
Pasados veinte minutos, se retira la batería y se aplica el pequeño sensor en la misma zona. Las distintas capas que lo conforman absorben la glucosa y miden su concentración. Mediante un campo magnético, el sistema extrae la glucosa de los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel, sin causar ninguna herida.
Los investigadores han probado el sistema en tres voluntarios, dos personas sanas y una paciente con diabetes. En los tres casos, el sensor fue capaz de determinar los niveles de glucosa en sangre con una precisión equiparable a la de los glucómetros y los análisis de sangre convencionales.
“En el futuro, el medidor y el biosensor, que imita la piel, estarán integrados en un sistema compacto”, ha explicado el investigador principal, quien ha añadido que “podrá funcionar automáticamente por sí mismo, y el paciente no tendrá la necesidad de operarlo directamente”.
La idea de los investigadores es, a largo plazo, acoplar el sensor a una bomba que suministre insulina automáticamente en función de los niveles de azúcar de los pacientes medidos en tiempo real. “En estos momentos estamos trabajando con un equipo de la industria biomédica para desarrollar el sistema y hacerlo más preciso, compacto y fiable”, ha explicado Yihao Chen, que señala que no está autorizado para compartir predicciones sobre cuánto tiempo puede tardar el sensor en llegar al mercado, o cuál puede ser su precio final.