Eduardo W. Jorgensen es un joven médico español de 26 años que en 2015 decidió aparcar momentáneamente su idea de ejercer como neurocirujano para crear una empresa, MedicSen, que pretende sacar al mercado un páncreas artificial para mejorar la calidad de vida de los pacientes con diabetes.
Ahora, este joven emprendedor, de padre danés, acaba de ser designado innovador español del año 2017 por la revista del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) por este proyecto de páncreas artificial, que ha recibido muchos galardones.
Todo empezó en una consulta hace unos años cuando, de repente, una niña de 10 años con diabetes puso la bomba de insulina sobre la mesa y dijo que la terapia le alteraba su rutina y que las inyecciones no le sentaban nada bien. La niña explicó que no podía ir a las excursiones del colegio, ni a las fiestas de cumpleaños, porque su familia vivía preocupada por la enfermedad. En relación con esta experiencia vital, el joven ha comentado: "coincidiendo con esta experiencia, tuve la suerte de ir a Nueva York, a un programa de emprendedores con otras 40 personas, y se me metió el gusanillo del emprendimiento. Desde ese momento me di cuenta que el crear proyectos y llevar las cosas hacia adelante dependía de uno mismo y no de la ayuda que alguien te pudiera prestar".
Junto a dos antiguos compañeros del colegio y una compañera de la facultad de medicina de la Universidad Autónoma de Madrid se pusieron a darle vueltas para solucionar los problemas de los pacientes de diabetes en este sentido. Y les vino la idea de crear un páncreas artificial que tenía la particularidad de ser no invasivo.
Básicamente, han inventado una jeringuilla sin agujas en formato parche que no solo sirve para la insulina sino para otros fármacos. En un primer momento, el usuario tendrá que cargar la dosis de insulina que necesite y, por decirlo rápidamente, darle al botón para activarlo. Pero en un futuro se podrá regular para que sea un páncreas artificial en el sentido que será el propio algoritmo el que decida cuánta dosis de insulina hace falta y en qué momento para cada uno de los pacientes. El páncreas artificial tiene la particularidad de ser no invasivo
Estos fármacos administrados a través de parches no acceden al organismo del paciente debido a la fuerza de las uniones entre las células de la piel, y lo que se consigue con este dispositivo es relajar esas uniones creando una especie de poro por el que pueda pasar la molécula durante el tiempo que el sistema está activado, y regresando posteriormente a su estado original El sistema operativo podrá dar fácilmente las órdenes sobre qué cantidad administrar en cada momento.
La idea es sacar el parche en el formato jeringuilla sin agujas en 2019, y el formato páncreas artificial, donde el sistema ya toma las decisiones de forma autónoma, en 2021.