Un nuevo estudio revisa los mecanismos moleculares mediante los cuales los compuestos bioactivos del aceite de oliva podrían modular la resistencia a la insulina, reducir la inflamación y proteger la función de las células beta pancreáticas.
El estudio, elaborado por investigadores de la University of Agricultural Sciences and Veterinary Medicine of Cluj-Napoca, de Rumanía, en colaboración con The Hebrew University of Jerusalem, de Israel, ha explorado los efectos del aceite de oliva en la expresión génica asociada con la diabetes tipo 2, para destacar que los principales compuestos bioactivos del mismo, tales como el ácido oleico y los polifenoles, desempeñan un papel clave en la modulación de la expresión génica involucrada en la diabetes tipo 2.
Entre estos efectos destacan que optimizan la señalización de la insulina, favoreciendo una mejor captación de glucosa por las células; al tiempo que el ácido oleico y los polifenoles contribuyen a mejorar la oxidación de ácidos grasos y reducir el almacenamiento de grasa visceral.
Además, se observó una menor producción de especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que protege a las células beta pancreáticas; y se evidenció la inhibición de la vía NF-κB y la regulación a la baja de citocinas y enzimas proinflamatorias; y se mitigó el estrés del retículo endoplasmático (RE), reduciendo la apoptosis y preservando la secreción de insulina.
A pesar de estos prometedores hallazgos, el estudio resalta varias limitaciones en la investigación actual sobre el impacto del aceite de oliva en la diabetes tipo 2, como la falta de ensayos clínicos a largo plazo, ya que la mayoría de los estudios existentes son observacionales o de corta duración, lo que limita la comprensión de los efectos acumulativos del consumo de aceite de oliva.
De esta manetra, los investigadores destacan que se requieren estudios que analicen cómo los compuestos bioactivos del aceite de oliva son absorbidos y metabolizados en humanos; al tiempo que reconocen que las diferencias genéticas, el estado de salud y la microbiota intestinal pueden influir en la eficacia de los compuestos del aceite de oliva.
Así las cosas, los expertos consideran que la investigación futura debe considerar cómo el aceite de oliva interactúa con otros componentes de la dieta mediterránea, emergiendo como un elemento clave en la modulación de genes relacionados con la diabetes tipo 2, ya que sus compuestos bioactivos han demostrado que mejoran la sensibilidad a la insulina, reducen la inflamación y protegen la función de las células beta pancreáticas.
No obstante, los investigadores consideran que es crucial avanzar en estudios clínicos que permitan establecer pautas concretas sobre su ingesta óptima y su impacto a largo plazo en la salud metabólica, al tiempo que enfatizan en la necesidad de encontrar enfoques interdisciplinarios que combinen datos genómicos, proteómicos y metabolómicos para obtener una comprensión más precisa de los beneficios del aceite de oliva en la diabetes tipo 2.
Este conocimiento podría contribuir al diseño de estrategias de nutrición personalizadas que optimicen su efecto terapéutico y preventivo.