Desarrollan una insulina en pastillas que permita a los diabéticos olvidarse de los pinchazos

Un grupo de investigadores ha desarrollado una molécula capaz de imitar la acción de la insulina, pero de una manera mucho más estable, y que permitiría sustituir las inyecciones por pastillas para las personas diabéticas.

 

Tras estudiar el cuerpo humano a nivel molecular durante largo tiempo, la comunidad científica ha llegado a conocer bastante bien el funcionamiento de algunas de sus estructuras, lo que ha permitido poder corregirlas cuando están dañadas o incluso reemplazarlas si faltan. En este sentido, la diabetes tipo 1 podría suponer un buen ejemplo del triunfo de la terapia de reemplazo, ya que quienes padecen esta enfermedad crónica son incapaces de producir insulina, la hormona responsable de controlar la glucosa en sangre.

Puesto que unos niveles altos de glucosa sanguínea podrían acabar dañando riñones y ojos, entre otros órganos, además de aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, es necesario mantenerlos bajo control; y para ello, las personas diabéticas deben inyectarse varias veces al día la insulina que su páncreas no puede generar.; al tiempo que puede optarse por recurrir a una bomba de insulina que vaya administrando pequeñas dosis de esta hormona a lo largo del día.

Con todo, resultaría mucho más cómodo para el paciente poder tomar la insulina por vía oral, como si se tratase de un simple ibuprofeno; sin embargo, hoy por hoy es un objetivo difícil de alcanzar, ya que la insulina es degradada durante su paso por el tracto gastrointestinal, al no ser tan resistente como puede serlo el ibuprofeno.

Para evitarlo, algunos investigadores están trabajando en formulaciones con nanopartículas que protejan a la insulina del viaje a través del estómago, si bien es cierto que otros han decidido seguir la estrategia de los falsificadores de cuadros.

El efecto de la insulina depende de su unión con el receptor de insulina, presente en algunas células del cuerpo, de manera que cuando esta hormona se une al receptor, se dan una serie de cambios en la célula que culminan con la captación de glucosa del torrente sanguíneo, por lo que los niveles de azúcar en sangre bajan. Es entonces cuando la insulina y su receptor encajan perfectamente.

Sin embargo, podrían encontrarse otras formas de ver esta imagen, aunque las dos piezas no encajasen tan a la perfección, gracias a que podrían existir otras moléculas que sintiesen cierta afinidad química por el receptor de la insulina.

En este contexto, un estudio en el que han participado investigadores australianos, estadounidenses y españoles ha dado con una molécula capaz de unirse al receptor de la insulina y engañarlo para que crea que se trata de su hormona preferida.

Este trabajo se ha llevado a cabo con una técnica de microscopía muy avanzada llamada criomicroscopía electrónica, que permite estudiar la interacción entre dos moléculas tan pequeñas como estas con todo lujo de detalles.

Los resultados de este trabajo, que han sido publicados en la revista Nature Communications, abrenla puerta a hacer funcionar el receptor de insulina sin necesidad de recurrir a esta hormona, demostrandose que es posible el desarrollo de miméticos de la insulina, que podrían ser más incluso resistentes y, por ello, sobrevivir intactos al paso por el tracto gastrointestinal.

Investigación