Algunos pacientes con diabetes desarrollan una enfermedad grave conocida como cardiomiopatía diabética, que es de curso lento y no puede atribuirse directamente a la hipertensión u otras alteraciones cardiovasculares.
Se trata de una alteración de la función cardíaca, a menudo infradiagnosticada, que es una de las principales causas de muerte en pacientes diabéticos, y afecta en casos de diabetes de tipos 1 y 2; y por el momento, todavía no se ha aprobado ningún tratamiento farmacológico o protocolo clínico específico para abordarla.
Ahora, un estudio publicado en la revista Pharmacological Research describe una diana potencial que podría impulsar el diseño de nuevas estrategias terapéuticas para tratar la cardiomiopatía diabética de forma específica.
La investigación expone los efectos beneficiosos que tiene en la enfermedad la activación de una proteína —el receptor nuclear PPARβ/δ— presente en todas las células del organismo y especialmente abundante en órganos y tejidos con metabolismo más activo, tales como el músculo esquelético, el corazón, el hígado o el tejido adiposo.
Manuel Vázquez-Carrera y Xavier Palomer, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB) y el Instituto de Investigación San Juan de Dios (IRSJD), son los encargados de dirigir esta investigación, en la que también participan Fátima Crispi, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud; Francisco Nistal, de la Universidad de Cantabria y el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, y Walter Wahli, de la Universidad de Lausana (Suiza), entre otros expertos.
Las alteraciones en el metabolismo, la inflamación, la fibrosis y la muerte de células cardíacas por apoptosis son algunas causas del desarrollo de la cardiomiopatía diabética, y en relación con ellas, el estudio revela que la activación del receptor PPARβ/δ puede ayudar a frenar los procesos de la inflamación y la fibrosis en modelos animales de laboratorio y células cardíacas humanas en condiciones de hiperglucemia.
En este sentido, Manuel Vázquez-Carrera ha detallado que «el reservorio energético que contiene apenas es suficiente para mantener la función cardíaca durante más de 10 segundos, una aportación constante de energía que obtiene mediante la oxidación de ácidos grasos (70 %) y, en menor medida, de otros sustratos como la glucosa o el lactato, suministrados a través de la sangre», para añadir que «la mayoría de estas patologías se asocian a una disminución en la actividad transcripcional de PPARβ/δ y, de hecho, se ha sugerido que su activación podría ser útil para tratarlas. Una reducción en la actividad de esta proteína también está implicada en el desarrollo de varios trastornos cardíacos».
Hasta ahora se sabía que la activación de PPARβ/δ en el corazón podría prevenir la desregulación del metabolismo durante la diabetes y la obesidad, algo que ayudaría a evitar cuadros de insuficiencia cardíaca, es decir, la incapacidad del corazón para bombear la sangre de forma eficiente hacia todos los órganos y tejidos del cuerpo.
Tal como revela el nuevo estudio, el efecto beneficioso de la proteína PPARβ/δ en la cardiomiopatía diabética se explica por su capacidad de inhibir la vía de las MAPK, según los resultados obtenidos en células humanas cardíacas en cultivo.
En agosto de 2024, la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) aprobó el uso de un nuevo agonista selectivo de PPARβ/δ conocido como seladelpar para tratar la colangitis biliar primaria, una enfermedad crónica y rara que afecta a los conductos biliares y puede causar daño hepático grave. Desde febrero, la solicitud de autorización para su comercialización en la Unión Europea se encuentra en revisión.
«En este escenario de salud global, podría pensarse que las compañías farmacéuticas podrían tener cada vez más interés en la investigación y el desarrollo de este tipo de fármacos para el tratamiento de la cardiomiopatía diabética», han concluido los investigadores.