En la búsqueda de soluciones para las enfermedades, la ciencia en ocasiones se topa con curiosos aliados en los lugares más inesperados. Es el caso de los gusanos intestinales, que últimamente están siendo protagonistas de recientes investigaciones que apuntan a un posible papel protector frente a la diabetes y la obesidad.
De esta manera, un reciente hallazgo publicado en la revista Smithsonian, ha trastocado las ideas tradicionales sobre los parásitos intestinales, al asegurar que se se eliminan determinados gusanos del intestino, se podría empeorar la salud metabólica de las personas.
Así las cosas, algunos estudios que analizan como erradicar estos parásitos, han acabado mostrando un peor control de la glucosa y una mayor resistencia a la insulina, lo que sugiere que estos organismos desempeñan un papel insospechado en la regulación del metabolismo y de la inflamación.
El interés científico creció tras una serie de experimentos con ratones alimentados con dietas ricas en grasas, de manera que al ser infectados con gusanos, los animales ganaron menos peso y redujeron su grasa corporal.
Para el biólogo Bruno Guigas, del Leiden University Center for Infectious Diseases, los efectos fueron “realmente espectaculares”. Lo curioso es que el beneficio no reside en que los gusanos roben nutrientes al cuerpo, sino en la interacción con el sistema inmunológico, que resulta clave para entender este fenómeno.
Los investigadores detectaron que los gusanos inducen una respuesta inmune diferente, menos agresiva, que podría ser decisiva para frenar la inflamación crónica asociada a la obesidad y la diabetes; y parece que en vez de una reacción exagerada del sistema inmunitario que agrava la resistencia a la insulina, los parásitos moderan esa respuesta, contribuyendo al equilibrio metabólico.
Además, podrían estar implicados en cambios en la flora intestinal, el apetito e incluso a procesos aún desconocidos.
Estos prometedores resultados han llevado a ensayos clínicos en humanos, el último de los cuales analizó a 27 personas con obesidad y resistencia a la insulina que recibieron larvas de Necator americanus mediante parches en la piel. El resultado fue que tras dos años, quienes portaban unos 20 gusanos perdieron una media de cinco kilos y mejoraron su sensibilidad a la insulina.
De esta manera, lejos de promover infecciones como terapia, los científicos trabajan para identificar las moléculas responsables de estos efectos beneficiosos, con el objetivo de crear medicamentos que las imiten sin necesidad de utilizar gusanos reales.
Aunque los tratamientos basados en parásitos no están destinados a ser comunes, estos hallazgos ofrecen una nueva visión de cómo combatir enfermedades metabólicas y podrían cambiar el futuro de la medicina.