Un grupo de investigadores de la Universidad de Búfalo (Estados Unidos) parece haber encontrado una nueva manera de reducir el azúcar en sangre en los diabéticos tipo 1. Según publican en la prestigiosa revista médica The New England Journal of Medicine, la semaglutida (Ozempic), un fármaco destinado al tratamiento de la diabetes tipo 2, y popularizado últimamente como remedio para perder peso, ha conseguido reducir significativamente la necesidad de insulina en personas con diabetes tipo 1.
Según ha avanzado el autor principal del estudio, el profesor de Medicina y director médico del Centro de Endocrinología y Diabetes del Oeste de Nueva York, Paresh Dandona, "podría tratarse del cambio más drástico en el tratamiento desde el descubrimiento de la insulina en 1921". "Son unos hallazgos rompedores", coincide Fernando Gómez Peralta, coordinador del Área de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Las personas en etapas iniciales de la enfermedad todavía tienen una gran reserva de insulina en las células beta del páncreas, por lo que fármacos como la semaglutida podrían actuar en ellos de la misma manera que lo hacen con los dolientes del tipo 2.
Lo que ocurre con los diabéticos tipo 1 es que su propio sistema inmune destruye las células beta del páncreas, por lo que no pueden fabricarla, mientras que en el caso del tipo 2, no se responde a la insulina tan bien como debería, pero sí pueden liberarla. La semaglutida ayuda a ello.
"Una de las ventajas de estos fármacos sería la posibilidad de utilizar la reserva de insulina endógena que los pacientes tienen durante muchos años", ha explicado Gómez Peralta, que incide en que esto es importante por dos motivos. El primero, la mejora de la calidad de vida que supondría en estos pacientes, que podrían prescindir de las inyecciones de insulina rápida. Según el estudio, que ha sido realizado con 10 sujetos, en tres meses de tratamiento con semaglutida se habían eliminado por completo estas dosis en todo el grupo.
El segundo está relacionado con el beneficio secundario de tratamiento de la obesidad, ya que no se puede olvidar que, recientemente, este fármaco ha causado toda una revolución en este campo, al punto de agotar su stock.
Según Gómez Peralta, se trata de un problema muy frecuente en la diabetes tipo 1, ya que la insulina que se administra es una hormona anabolizante, lo que provoca una tendencia a subir de peso.
La diabetes no sólo resta años de vida, sino que aumenta las posibilidades de morir por otras enfermedades, y puede multiplicar hasta por seis la probabilidad de morir por un derrame cerebral o un ataque al corazón. De ahí la importancia de este hallazgo.
Con todo, l experto de la SEEN ha avisado de que hay que tomar esta novedad con precaución, ya que aunque se trata de un hallazgo importante, no se puede tomar como la cura de la diabetes ni la eliminación definitiva de la insulina como tratamiento, ya que en el estudio, de los diez participantes, siete prescindieron también de la insulina basal (de fondo), además de la de las comidas.
En este sentidocomenta Gómez Peralta, ha explicado que "hay que tener en cuenta que se trata de una población anímicamente y psicológicamente muy vulnerable por el diagnóstico reciente de su diabetes tipo 1 y tener una falsa esperanza de que se puede sustituir por completo la insulina por otros fármacos como estos no es un mensaje correcto". Pese a este espera que la industria farmacéutica se anime tras estos resultados, y pase a fomentar más estudios que arrojen luz sobre todas estas incógnitas.