Ozempic, la inyección para la diabetes que adelgaza, también podría acabar con el abuso de consumo de alcohol

Los efectos secundarios de un medicamento no siempre son molestos o peligrosos, llegando en algunos casos a ser tan positivos que ascienden de secundarios a principales. Es lo que estáa sucediendo con Ozempic, un medicamento fabricado por el laboratorio Novo Nordisk, que se patentó hace años para ayudar a los enfermos de diabetes, que pasó a convertirse en una especie de milagro adelgazante, y que también podría funcionar para tratar otras adicciones, a juzgar por el hecho de que algunos de los que lo utilizan han conseguido reducir el consumo de alcohol.

 

Todavía es prematuro afirmarlo, pero ya hay estudios científicos que señalan los motivos de esta bajada del consumo de alcohol que, en cualquier caso, no afecta a todos los pacientes por igual.

Según explica un amplio reportaje publicado por el diario El País, Toñi Venegas afirma tajante: “dejé de beber”, para añadir que “soy de Sevilla y aquí somos muy de salir a tomarnos nuestras cervecitas, pero a raíz de pincharme, de repente, no me apetecía”.

Venegas lleva pinchándose un agonista del GLP-1 casi un año, y ha perdido 12 kilos. Cuando empezó con su dieta y su medicina, notó que le apetecía menos comer, pero no esperaba perder también las ganas de beber. La cerveza le sabía mal, no se la pedía el cuerpo; así que fue a hablar con el doctor Cristóbal Morales, endocrino del hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, y le contó este sorprendente efecto secundario.

No fue una sorpresa para Morales, que llevaba años conduciendo ensayos clínicos sobre estos fármacos y escuchando la misma historia. “Al principio, lo atribuíamos lógicamente al enlentecimiento del ácido gástrico”, ha explicado el doctor, que explica que con los agonistas del GLP-1, el ritmo digestivo bajaba revoluciones, así que es normal que los pacientes tengan menos ganas de comer y de beber lo que fuera.

A la luz de los últimos estudios, el doctor Morales le explicó a su paciente que lo que le pasaba se debía a un efecto secundario del fármaco, de forma que “con los años se ha ido publicando el efecto que tiene sobre el sistema nervioso central y el centro hedónico, y apunta en esta dirección, señalando que afecta al alcohol e incluso a otras sustancias y comportamientos adictivos

Algunas anécdotas de pacientes como Venegas dieron paso a algunos estudios que confirman cierta base científica. Unos aseguran que estos medicamentos hacen que las ratas obtengan menos dopamina del alcohol; otras dejaron de sentirse atraídas por la cocaína; y otro afirmaba que una raza de monos africanos propensos a beber dejaron de hacerlo.

Cuenta El País que los experimentos en humanos, sin embargo, son escasos y no tan concluyentes; y uno de los más citados fue el realizado por el doctor Anders Fink-Jensen, psiquiatra de la Universidad de Copenhague, sobre el consumo de alcohol en pacientes que estaban usando un agonista del GLP-1, llamado exenatida. “Vimos que hubo una disminución dramática en la cantidad de alcohol que bebían”, confirma el doctor, que ha añadido que “ésta se dio solo en una parte de los participantes, y como además había un grupo que estaba tomando placebo, al mirar el total no se veía una diferencia clara”.

Intrigado por los resultados desiguales, Fink-Jensen hizo una criba y observó los análisis atendiendo a varios criterios, para descubrir lo qué les pasaba a los pacientes que tenían un índice de masa corporal superior a 30, los considerados obesos, y para su sorpresa, “allí vimos una fuerte disminución en el consumo de alcohol”, por lo que cree que estos fármacos pueden tener efecto sobre el consumo de alcohol, aunque no en todos los pacientes.

Los resultados de este estudio son prometedores, aunque no suficientes para afirmar que esta medicina pueda acabar con la dependencia del alcohol. En este sentido, el psiquiatra ha reconocido que “se necesitan más estudios que lo corroboren”. La buena noticia es que ya se han iniciado tres en Estados Unidos y que él mismo acaba de comenzar otro, esta vez centrado en pacientes obesos y con semaglutida, una versión más moderna de esta droga.

Este nuevo estudio ha recibido financiación de Novo Nordisk Foundation, la fundación empresarial dependiente de la farmacéutica que fabrica los medicamentos Ozempic y Wegovy.

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