Aunque no está totalmente claro el origen, la diabetes tipo 2 se produce a partir de un cúmulo de factores que van desde la genéticas, al peso, o la actividad física que se realice. En este sentido varios estudios cientificos recientes han apuntado una serie de factores que podrían intervenir en este riesgo, y que incluyen desde las horas de sueño hasta la exposición de luz durante la noche.
Entre los factores más destacados que aumentarían el riesgo de padecer diabetes apuntados por los cientificos autores de los principales estudios sobre la materia, los expertos destacan los siguientes:
- Dormir menos de 6 horas
La duración del sueño puede influir en la mortalidad de personas con diabetes tipo 2, ya que los estudios muestran que dormir menos horas y con un sueño de peor calidad se relaciona con un mayor riesgo de obesidad, resistencia a la insulina y peor control glucémico, factores que aumentan el riesgo cardiovascular. Pero también pude ser un factor de estilo de vida que predisponga a padecerla.
Según apuntó en 2018 una investigación, la restricción del sueño provoca un aumento de la resistencia a la insulina y un mayor riesgo de diabetes tipo 2; mientras que en 2023, otro trabajo, centrado en mujeres, estimó que restringir el sueño a 6,2 horas o menos por noche durante 6 semanas provocó un aumento del 14,8 % en la resistencia a la insulina tanto en mujeres premenopáusicas como posmenopáusicas.
Las mujeres posmenopáusicas experimentaron efectos más graves, con un aumento del 20,1 % en la resistencia a la insulina. No obstante la investigación incorporó solo a 40 mujeres, de entre 20 y 75 años, con patrones de sueño saludables pero con un mayor riesgo de enfermedades cardiometabólicas debido a factores como el sobrepeso o la obesidad, antecedentes familiares de diabetes tipo 2, niveles elevados de lípidos en sangre o enfermedades cardiovasculares.
- Tomar carne roja
Un estudio vinculó el hierro hemo, presente en la carne roja y otros productos de origen animal,con un mayor riesgo de sufrir diabetes de tipo 2. No es la primera vez que se señala el papel que juega este nutriente en ciertos problemas para la salud cuando se ingiere en exceso, ya que el hierro hemo se encuentra en la sangre y tejidos de animales, y se absorbe mejor en el cuerpo que el hierro no hemo, que es el que se obtiene de los vegetales, como las legumbres o los frutos secos. De ahí que, de forma popular, se anime a comer carne roja y otros productos animales como forma de combatir la anemia.
Sin embargo el hierro también puede actuar como un compuesto prooxidante, favoreciendo estrés oxidativo y con ello inflamación y daños en el ADN vinculados a los radicales libres.
En estudios anteriores el riesgo de acumularlo en exceso se ha cuantificado como un aumento del 16 % en el riesgo de diabetes tipo 2 por cada miligramo de hierro hemo consumido. Y lo mismo para el cáncer (12 % más de riesgo) y de enfermedad cardíaca coronaria (27 %), estiman desde Nutrition Facts, organización sin fines de lucro basada en la ciencia y fundada por el reputado médico Michael Greger.
En esta línea otro reciente metaanálisis evaluó la relación entre el consumo de carne y el riesgo de diabetes tipo 2 en 31 cohortes de 20 países, con un seguimiento medio de diez años, para concluir que el consumo de 50 gramos de carne roja procesada al día o de 100 gramos de carne roja no procesada se asocia a un 15 % más de posibilidades de desarrollar diabetes de tipo 2, mientras que con la carne blanca el riesgo aumenta un 8 %.
- Beber en botellas de plástico
Una investigación presentada en las Sesiones Científicas 2024 de la Asociación Americana de Diabetes, señala que podría necesitar reconsiderarse los límites seguros de exposición al BPA en botellas de plástico, envases de alimentos y otros recipientes, ya que las botellas de agua de plástico y los envases de alimentos pueden filtrar el BPA o Bisfenol A en lo que comemos y bebemos.
Se trata de una sustancia química industrial que los científicos han relacionado con alteraciones hormonales y riesgo de diabetes. El trabajo indica que este compuesto puede reducir la sensibilidad a la insulina, lo que se traduce en niveles elevados de azúcar en sangre de forma crónica y un riesgo mucho mayor de diabetes de tipo 2.
Evaluaciones anteriores ya señalaron que el bisfenol A, conocido disruptor endocrino, a dosis altas, probablemente podía causar efectos adversos en el riñón y el hígado así como en las glándulas mamarias de los roedores. Además, ha sido asociado con trastornos de neurodesarrollo en los niños, obesidad e infertilidad.
- Exposición al azúcar antes de los 2 años
De acuerdo a un estudio publicado en Science en octubre de 2024 la restricción de azúcar durante los primeros 1.000 días de vida desde la gestación puede proteger contra la diabetes y la hipertensión en la etapa adulta. Utilizando datos del Biobanco de Reino Unido que comparaban adultos concebidos justo antes o después de que terminara el racionamiento, un equipo de investigadores descubrió que el racionamiento en la vida temprana redujo el riesgo de diabetes en un 35 % e hipertensión un 20 %, y retrasó la aparición de la enfermedad en 4 y 2 años.
La razón podría deberse a que una ingesta menor de azúcares "ejerce un efecto positivo sobre la reducción del sobrepeso y obesidad infanto-juvenil y la posterior aparición de determinadas patologías ligadas tanto al sobrepeso como a la obesidad", entre las que se incluye la diabetes tipo 2, explica en SMC España Rafael Urrialde de Andrés, profesor en la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid y en la facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo-CEU, y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nutrición.
- Exposicióna la luz nocturna
La alteración del ritmo circadiano se ha relacionado estrechamente con el desarrollo de la diabetes tipo 2, ya que los patrones biológicos siguen un ciclo de aproximadamente 24 horas y regulan procesos metabólicos vitales como la secreción de insulina y el metabolismo de la glucosa, además del ciclo sueño vigilia, dependiente de la luz.
De esta manera, la exposición a la luz durante la noche puede provocar cambios de fase en el sueño y una reducción de la intensidad de la señal, un desajuste que puede conducir a un estado prediabético al alterar los ritmos naturales de regulación de la insulina y la glucosa, que son necesarios para mantener la homeostasis de la glucosa.
Con el tiempo, la exposición prolongada a estos desajustes internos y externos puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, especialmente en personas con horarios irregulares, como los trabajadores por turnos o los que sufren jetlag social. Así lo determinó un estudio a gran escala en el que participaron 85.000 participantes, y cuyos resultados revelaron que las personas expuestas a niveles de luz más elevados durante la noche presentaban un riesgo hasta un 67 % mayor de diabetes tipo 2. Esta relación se mantuvo incluso después de tener en cuenta varios factores de confusión, como la edad, la dieta y la actividad física.
- Tomar aditivos
Un equipo de investigadores ha estudiado las relaciones entre la ingesta dietética de emulsionantes y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Los resultados de estos trabajos, publicados en mayo de 2024 en The Lancet Diabetes, se basan en el análisis de datos de más de 100.000 adultos con una edad media de 43 años, seguidos durante al menos 14 años, entre 2009 y 2023.
Los emulsionantes se añaden a otros alimentos procesados como bollería, panes, margarinas y comidas preparadas para mejorar su sabor, textura y vida útil, de manera que en la UE están permitidos unos 60 aditivos de esta categoría. Sin embargo algunas investigaciones sugieren que estos podrían alterar la microbiota intestinal y aumentar el riesgo de inflamación, promoviendo potencialmente la aparición de ciertos tumores.
Tras el seguimiento realizado en un estudio publicado en la revista The Lancet Diabetes, los autores observaron que la exposición crónica a lciertos emulsionantes se asociaba con un mayor riesgo de diabetes tipo 2. Estos fueron carragenanos, fosfato tripotásico, ésteres de ácido mono y diacetiltartárico, citrato de sodio, gomas guar, xantana y arábiga.
Según concluyeron los autores, “por el momento, estos hallazgos proceden de un único estudio observacional y no pueden utilizarse por sí solos para establecer una relación causal. Es necesario replicarlos en otros estudios epidemiológicos en todo el mundo. Sin embargo, nuestros resultados representan elementos clave para enriquecer el debate sobre la reevaluación de la regulación”.