Una nueva investigación publicadaen la revista Nature Medicine atribuye el 9,8 % de los casos globales del trastorno metabólico y el 3,1 % de los problemas de corazón registrados en 184 países del mundo, a la ingesta de bebidas azucaradas, lo que supone que uno de cada 10 casos de diabetes y uno de cada 30 diagnósticos de enfermedad cardiovascular, se producen de esta manera.
Los autores del trabajo, un grupo de científicos de la Universidad de Tufts (Boston, EEUU), han estimado de esta manera que el consumo de bebidas azucaradas causó 80.278 muertes por diabetes y 257.962 fallecimientos debidos a enfermedades cardiovasculares en 2020.
La mayoría de los casos de enfermedad se produjeron en América Latina y el Caribe, seguidos del África Subsahariana. De esta manera, la investigación halló que en la citada región americana, el 24,4 % de los nuevos casos de diabetes tipo 2 y el 11,3 % de los problemas cardiovasculares estaban relacionados con el consumo de bebidas azucaradas, como refrescos, bebidas energéticas o zumos procesados.
En África, tomar estos productos se asoció con el 21,5 % de los nuevos casos de diabetes y el 10,5 % de los casos de enfermedad cardiovascular.
Llama la atención el caso particular de Colombia y México, con un 48 % y un 30 % respectivamente de los casos de diabetes tipo 2 asociados a las bebidas azucaradas.
El trabajo descubrió que hay más varones que mujeres afectados, y que el problema se da también más frecuentemente en adultos jóvenes en lugar de en personas de edad avanzada. N
umerosos estudios habían señalado previamente este lazo entre los refrescos azucarados y un mayor riesgo de desarrollar problemas del corazón y enfermedades metabólicas, ya que debido a sus características, el consumo de bebidas azucaradas es una forma muy rápida de ingerir un buen número de calorías sin que eso provoque efectos saciantes.
Además de contribuir a una ganancia de peso, estas dosis rápidas de glucosa se relacionan con trastornos metabólicos, como la resistencia a la insulina; contribuyen a la producción de grasa visceral, y activan procesos inflamatorios, lo que explica su relación con las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
Para llevar a cabo su investigación, el numeroso equipo de científicos de todo el mundo dirigido por Laura Lara-Castor y Dariush Mozaffarian, de la Universidad de Tufts, analizó la información de la Global Dietary Database, una base de datos que incorpora estimaciones del consumo de bebidas azucaradas, con datos sobre tasas de obesidad y diabetes y desarrolló un modelo para estimar la relación entre ambos factores en 184 países de todo el mundo.
Los datos de su trabajo mostraron la existencia de un problema importante. En este sentido, Lara-Castor, que tras pasar por el centro de Massachusetts, ahora investiga en la Universidad de Washington, ha explicado que "necesitamos intervenciones urgentes y basadas en la evidencia para frenar el consumo de bebidas azucaradas de forma global, antes de que más vidas se acorten por sus efectos sobre la diabetes y la enfermedad cardiovascular".
Aunque reconocen que su trabajo tiene limitaciones, no permite establecer relaciones de causa efecto, y en algunos casos, se basa en datos limitados, los científicos invlucrados han señalado que la investigación tiene fortalezas que sostienen la relevancia de sus conclusiones. En este sentido, han concluido que "aunque en algunos países ya se han puesto en marcha políticas para frenar la ingesta de bebidas azucaradas, nuestro estudio sugiere que hay más trabajo por hacer. Al señalar los países y las subpoblaciones más afectadas, nuestra investigación puede ser útil a la hora de dar forma a políticas efectivas e intervenciones que finalmente reduzcan la carga cardiometabólica de las bebidas azucaradas de forma global".