Un niño tiene el doble de probabilidades de padecer diabetes tipo 1 si su padre padece la enfermedad que si la padece su madre

Un nuevo estudio, que será presentado en la próxima Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), sugiere que la exposición a la diabetes tipo 1 en el útero confiere protección a largo plazo contra la enfermedad en los niños con madres afectadas en comparación con aquellos con padres afectados.

 

De esta manera, el estudio sugiere que las personas con antecedentes familiares de diabetes tipo 1 tienen entre 8 y 15 veces más probabilidades de desarrollar esta enfermedad autoinmune; sin embargo, los estudios han demostrado que el riesgo es mayor si el familiar afectado es el padre en lugar de la madre.

Según ha señalado la investigadora principal, Lowri Allen, del Grupo de Investigación sobre Diabetes de la Universidad de Cardiff, en Cardiff (Reino Unido), «queríamos saber si esta protección materna relativa contra la diabetes tipo 1 se limita únicamente a la infancia. También nos interesaba saber qué podría ser responsable de este efecto». 

Estudios anteriores ya habían sugerido que la diabetes tipo 1 materna está asociada con una protección relativa contra la diabetes tipo 1 en su descendencia durante los primeros años de vida; y para obtener más información, Allen, en colaboración con Richard Oram, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter (Reino Unido), y otros investigadores del Reino Unido, Suecia y EE. UU. realizaron un metanálisis de datos de cinco estudios (BOX, Better Diabetes Diagnosis, TrialNet Pathway to Prevention Study, Type 1 Diabetes Genetic Consortium y StartRight) que contenían información sobre personas con diabetes tipo 1 y sus padres.

El análisis, que contempló a 11.475 personas con diabetes tipo 1 diagnosticadas cuando tenían entre 0 y 88 años de edad, dio como resultado que un niño tiene el doble de probabilidades de padecer diabetes tipo 1. Este fue el caso de las personas a las que se les diagnosticó diabetes tipo 1 en la infancia (≤18 años) y en la edad adulta (>18 años). Además, aquellas con madres con diabetes tipo 1 fueron diagnosticadas a una edad similar a las personas con padres con diabetes tipo 1.

En este sentido, Allen ha afirmado que «nuestros hallazgos sugieren que la protección relativa asociada con tener una madre versus un padre con diabetes tipo 1 es un efecto a largo plazo que se extiende hasta la vida adulta».

Los investigadores utilizaron una puntuación de riesgo genético que tiene en cuenta más de 60 genes diferentes que se sabe que están asociados con la diabetes tipo 1, para comparar el riesgo genético heredado en individuos con madres y padres afectados. De esta manera, las personas cuyas madres tenían diabetes tipo 1 tenían puntuaciones similares a las de aquellos cuyos padres tenían diabetes tipo 1, lo que sugiere que su protección no se debía a los genes que habían heredado.

Sin embargo, el momento en que se diagnosticó la diabetes a los padres fue importante, ya que solo era más probable que un individuo tuviera un padre, en lugar de una madre, con diabetes tipo 1 si el padre había sido diagnosticado antes de que el individuo naciera.

En otras palabras, tener una madre con diabetes tipo 1 solo parece brindarle al niño protección contra la enfermedad si la madre tiene la enfermedad durante el embarazo.

Segín Allen, «estos resultados, junto con el hallazgo de que el riesgo genético heredado de diabetes tipo 1 no era diferente en individuos con madres y padres afectados, sugiere que la exposición a la diabetes tipo 1 en el útero es fundamental». Mientras tanto, Oram sostiene que «este estudio, el más grande que investiga el riesgo de diabetes tipo 1 en individuos con madres y padres afectados, podría ayudar a abrir nuevas vías terapéuticas para la diabetes tipo 1».

Aunque se necesitan más investigaciones, los científicos esperan que en el futuro sea posible ofrecer tratamientos en las primeras etapas de la vida para prevenir la aparición de diabetes tipo 1 en personas que tienen un riesgo particularmente alto de padecer la enfermedad. Hasta la fecha, sólo se ha autorizado un fármaco para retrasar la aparición de la diabetes tipo 1 y, aunque se están realizando varios estudios para desarrollar otros tratamientos que retrasen o prevengan la enfermedad, los avances en la identificación de tratamientos que se puedan ofrecer antes de que la diabetes haya comenzado a desarrollarse han sido escasos.

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