Un reciente análisis publicado por The New York Times, basado en diversos estudios actuales, sugiere que los adultos mayores podrían no necesitar un control tan estricto de sus niveles de azúcar en sangre como se pensaba, una perspectiva respaldada por expertos en diabetes y geriatría, que plantea un enfoque más flexible para el manejo de la glucosa en personas de edad avanzada.
De esta manera, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el control intensivo de la diabetes en mayores de 65 años ofrece menos beneficios y puede aumentar el riesgo de hipoglucemia, un estado en el que los niveles de glucosa caen por debajo de 70 mg/dL.
Este peligro se agrava con la edad, ya que los episodios de hipoglucemia pueden provocar confusión, caídas e incluso complicaciones graves.
Investigaciones recientes, como las citadas por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores de México, destacan que en mayores con múltiples enfermedades crónicas o deterioro cognitivo, mantener valores de hemoglobina A1c entre 7,5 % y 8 % podría ser más seguro que perseguir cifras más bajas.
Este cambio de enfoque responde a la necesidad de priorizar la calidad de vida sobre metas estrictas. En este sentido, según explican desde el National Institute on Aging (NIA), "a medida que envejecemos, el cuerpo tolera mejor niveles moderados de glucosa", lo que no significa descuidar la diabetes, sino adaptarla al estado funcional del paciente.
Por ejemplo, una dieta equilibrada y ejercicio regular siguen siendo clave, pero sin la presión de mediciones constantes.
Organizaciones como la American Diabetes Association apoyan esta tendencia, recomendando objetivos personalizados según la salud general, y no solo la edad. De esta manera, los mayores más frágiles podrían beneficiarse de menos intervenciones invasivas, reduciendo el estrés y mejorando su bienestar.
Este enfoque, avalado por la ciencia, invita a replantear el manejo de la diabetes en la tercera edad, equilibrando salud y comodidad.