Las Organizaciones Sanitarias están sometidas a un mayor compromiso por la mejora de los resultados en salud, sobre todo, en aquello que concierne al paciente, motivo por el que la Atención Basada en Valor cobra vital importancia en el ámbito de los tratamientos para la diabetes.
En este sentido, José Francisco Sedes, gerente del Hospital General Universitario Santa Lucía y presidente de la Agrupación Territorial de Murcia de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), ha afirmdo que "es necesario medir los procesos, estructuras y resultados a través de indicadores que permitan conocer si aportan valor”.
Con este objetivo, desde el Observatorio SEDISA de la Gestión Basada en Valor, se ha puesto en marcha el proyecto Gestión de la Tecnología para Diabetes Basada en Valor, un proyecto que según Sedes “permite determinar las medidas concretas para la gestión de los sistemas de asa cerrada desde la calidad y la eficiencia e incorporar otras propuestas complementarias para impulsar la innovación en la gestión de la diabetes”.
El documento establece diez prioridades para alcanzar ese objetivo. En primer lugar, destacan, que es preciso “romper la inercia terapéutica, innovando en los tratamientos y procedimientos para evitar hacer siempre lo mismo”; igualmente “es necesario adaptar los procedimientos de contratación, manteniendo a los profesionales con las competencias necesarias”.
Junto a ello, la tercera prioridad es la formación, clave, “para mantener y reconocer la especialización de los profesionales con diabetes”; mientras que por otro lado, es necesario implementar medidas para “realizar una medición de los resultados clínicos, estableciendo indicadores".
El informe también destaca como “crucial”, el garantizar el acceso y el buen uso de la tecnología, por lo que “se debe asegurar un uso basado en evidencia y los resultados en salud, teniendo en cuenta la corresponsabilidad del uso responsable de la tecnología, involucrando a los pacientes en su uso responsable”.
Todo ello, trae consigo la necesidad de “mejorar la gestión de los datos a través de la implementación de sistemas integrados de gestión de datos para utilizarlos en la toma de decisiones y en la contratación del personal especializado, así como la dotación de recursos especializados para fomentar la incorporación de indicadores y pago por resultados”.
Además destaca la necesidad de “impulsar un nuevo modelo para situaciones de cronicidad y fragilidad que impacte en las ofensas de Atención Primada y fomentar la colaboración con las farmacias comunitarias” y finalmente “promover los hábitos saludables y la formación de los pacientes”.
Para implementar estas medidas hay que tener en cuenta “la importancia de medir lo que hacemos y la gran necesidad de tener en cuenta el concepto valor que permite priorizar lo que se está haciendo”, siempre teniendo presente que la situación de la que se parte es compleja ya que “hay una falta de homogeneización de qué datos recoger y de la propia recogida de los datos y la falta de herramientas para poder medir el valor”.
Así las cosas, el informe destaca que los directivos de la Salud deben ser los encargados de “marcar el ritmo para que todas las medidas que se tomen en base a los datos y los resultados”, y pPara ello, resulta crucial que estén profesionalizados y tengan las competencias técnicas y transversales para ejercer su cargo.