Andalucía triplica en tres años la inversión en sistemas de monitorización flash para diabéticos

La consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía ha señalado que esta región ha triplicado en los últimos tres años la inversión en sistemas de monitorización flash para pacientes con diabetes, con una inversión total cercana a los 50 millones de euros desde 2022, pasando de 8,2 millones, a 23,2 millones en 2024.

 

La consejera de Salud y Consumo, Catalina García, ha detallado en este sentido que Andalucía se sumó al País Vasco y a Murcia como comunidades pioneras en el uso de estos sensores, también para la diabetes tipo 2 en tratamiento con múltiples dosis de insulina. En este sentido, ha explicado que su empleo "se podría calificar de éxito, en tanto que evidencia una reducción de cerca del 30% de hipoglucemias emergentes", y su implantación como progresiva, basada en la prioridad clínica y desde los equipos de Atención Primaria.

Hasta ahora, se han implantado más de 52.000 sensores en toda Andalucía, de los que 31.000 se han llevado a cabo en las unidades de endocrinología y nutrición, 18.000 en atención primaria y otros 3.000 en las unidades para menores de edad. Según la consejera, "a los 26.000 usuarios con diabetes tipo 1 que ya hacían uso de este dispositivo, se suman otras 2.700 personas con diabetes tipo 2 y se irán añadiendo progresivamente nuevos pacientes durante este año para alcanzar una población diana cercana a las 30.000 personas".

La consejera de Salud se refirió en su comparecencia especialmente en la incidencia de la diabetes en la población infantil, ya que "hasta hace apenas una o dos generaciones, la diabetes tipo 2 era una enfermedad prácticamente exclusiva de adultos. Sin embargo, los hábitos poco saludables, como la deficiente alimentación, con productos ultraprocesados, bebidas azucaradas y el sedentarismo, que causan obesidad, han provocado que cada vez más niños padezcan esta grave enfermedad".

Por este motivo, más de 2.800 menores tienen ya implantada la monitorización remota "con excelentes resultados", tanto por el seguimiento de los niveles, como por la mejora consiguiente en los hábitos de vida de los más pequeños. De hecho, Andalucía fue pionera en la implantación de la monitorización continua en los menores de cuatro años, en 2019, un sistema que utilizan actualmente 65 niños de estas edades sin bomba de insulina asociada.

En este sentido, García ha indicado que "el uso de estos dispositivos en estas edades facilita el control de la enfermedad, especialmente difícil por su elevada variabilidad, como por la lógica limitación de estos niños para expresar los síntomas de hipoglucemia", al tiempo que ha explicado que la implantación de esta iniciativa ha estado "repleta de dificultades", ya que el número reducido de pacientes, en términos proporcionales, "ha condicionado la realización de estudios específicos, y, por tanto, las posibilidades de comercialización de sensores adaptados a estas edades son muy limitadas". De hecho, el Sistema Nacional de Salud no incluye esta prestación en la población pediátrica, ni aislada, ni en asociación con bomba de insulina.

En paralelo, la Consejería ha intensificado las actuaciones dirigidas a la promoción de hábitos de vida saludables (alimentación y ejercicio físico) entre los menores, a través de la Estrategia de Promoción de Vida Saludable de Andalucía y programas concretos de atención a la obesidad infantil, como el Plan Integral de Obesidad Infantil de Andalucía, que está en proceso de actualización, la Red de la Sandía, integrada por expertos en obesidad infantil, el Plan de Evaluación de la Oferta Alimentaria en Centros Escolares de Andalucía o programas de promoción de salud en el entorno educativo.

Así las cosas, García ha afirmado que la diabetes es un "reflejo de las transformaciones necesarias en nuestro enforque hacia la salud. Hasta ahora el tratamiento de esta enfermedad se centraba fundamentalmente en la gestión de los síntomas y las complicaciones a corto plazo. Sin embargo, el nuevo modelo sanitario reconduce a la adopción de un enfoque más preventivo, integrando la educación, la tecnología y la participación activa de los pacientes en su propio cuidado", y ha abundado en el cambio de paradigma en las políticas sanitarias que está afrontando la Consejería de Salud y Consumo, que viene condicionado, por un lado, por el envejecimiento de la población (en los últimos cinco años ha aumentado un 11 % la población mayor de 65 años) y, por otro, por el aumento de la cronicidad, con la pluripatología y polimedicación que conlleva.

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