Hace algún tiempo que a María del Pino le amputaron sus dedos del pie izquierdo debido a complicaciones con su diabetes; y como parte de su tratamiento en el Hospital Insular de Gran Canaria, está probando una técnica novedosa de oxigenoterapia, que consiste en una bota que cubre el pie y la pierna hasta la rodilla, aplicando oxígeno a presión durante 90 minutos en ciclos de compresión y descompresión.
Se trata de un novedoso método que busca mejorar la circulación y la oxigenación de los tejidos dañados para evitar la necrosis y promover la cicatrización.
María del Pino es la primera paciente que accede a este tratamiento en Canarias, y según cuenta Isabel, su hija, «después de seis sesiones, a mi madre le va muy bien».
Hasta la fecha, han realizado unas seis sesiones, a tres días por semana. «Me gustaría que nos la pusieran a domicilio», demanda, ya que su madre, en silla de ruedas, debe desplazarse en ambulancia para recibir las sesiones.
Cuenta el diario El Día / La Opinión de Tenerife que en este Hospital Insular, este tratamiento está planteado inicialmente para diez sesiones distribuidas en dos semanas en una primera fase de pruebas en el área de Cirugía Vascular del Hospital Insular de Gran Canaria.
Se trata de una innovadora técnica de oxigenoterapia tópica, conocida como Topical Wound Oxygen (TWO2), para mejorar la cicatrización de úlceras en pacientes con pie diabético, una terapia, desarrollada por Advanced Oxygen Therapy Inc. (AOTI) y distribuida en España por Direx, que facilita la hospitalización a domicilio, que en este Hospital ha aumentado progresivamente en los últimos años para poder ofrecer el servicio en todo su área de influencia.
Según el documento Abordaje del Pie Diabético del Ministerio de Sanidad, los pacientes con esta enfermedad tienen un riesgo entre 10 y 20 veces mayor de sufrir una amputación de miembro inferior; y en un 85 % de los casos se debe a una úlcera o lesión previa, asociado a neuropatía con o sin enfermedad arterial periférica, lo que se conoce como pie diabético, que si no se trata adecuamente, puede llevar a la amputación.
Evitar la amputación implica eludir un sufrimiento al paciente, la familia o al sistema sanitario, y conlleva a reducir la mortalidad, pues que hay estudios que indican que el riesgo de mortalidad en personas amputadas es comparable incluso superior a la de muchos cánceres.