El grupo de Inmunidad y Pequeñas Moléculas del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), en colaboración con King's College London (Reino Unido) y Technische Universitat Dresden (Alemania), ha conseguido abrir una nueva vía de estudio sobre la aparición de la diabetes tipo 1, que puede derivar en el descubrimiento de nuevos fármacos para esta dolencia.
En concreto, su trabajo recientemente publicado en la revista Nature, está centrado en comprender qué características tienen las proteínas TCR (T cell receptor) que provocan un reconocimiento equivocado de autoantígenos, originando el proceso de destrucción de células pancreáticas que producen insulina.
Este proceso de destrucción equivocada se inicia cuando un tipo de células inmunitarias, los linfocitos T, reconocen antígenos propios o autoantígenos, como si pertenecieran a agentes extraños como pueden ser los virus o las bacterias. Este reconocimiento lo llevan a cabo a través de las proteínas denominadas TCR que se unen a los antígenos como una llave a una cerradura de tal modo que, si localizan el antígeno para el cual son específicos, se activan y comienza el proceso destructivo.
Por tanto, la clave para comprender la causa de las enfermedades autoinmunitarias y así poder desarrollar mejores terapias es comprender qué características tienen estos TCR en pacientes y que provocan este reconocimiento equivocado de autoantígenos.
El equipo de investigación pudo comprobar en este estudio que estas células autorreactivas están presentes en personas sanas, que son muy frecuentes y que están activadas porque reconocieron un antígeno pancreático. En este sentido, Iría Gómez Touriño, una de las investigadoraes gallegas, ha afirmado que "este descubrimiento fue completamente inesperado, puesto que el dogma en el campo de la autoinmunidad es que las personas sin enfermedades autoinmunitarias no deberían tener estas células autorreactivas".
En un análisis más detallado, empleando técnicas punteras de secuenciación, observaron que estos TCR son diferentes entre pacientes y donantes sanos. Concretamente, un conjunto de TCR que sí aparece en personas sanas no está presente en pacientes, y las células de los pacientes presentan unas características diferentes, expresando más o menos algunos genes específicos, lo que sugiere que existe una autoinmunidad fisiológica y otra patogénica.
Todo esto llevó al equipo a formular un nuevo modelo de autorreactividad en diabetes tipo 1 según el cual la muerte de células pancreáticas durante el período inmediatamente posterior al nacimiento es necesaria para la correcta formación del páncreas del recién nacido. En este sentido, Gómez Touriño ha aclarado que "nuestras defensas desarrollan una memoria inmunológica contra esas células, memoria que, en donantes sanos, se mantiene a raya durante el resto de la vida. No obstante, en personas que más adelante desarrollarán diabetes tipo 1, esta memoria que se genera es imperfecta y demasiado proclive a reactivarse y, además, no se controla correctamente, conduciendo a la destrucción masiva de células pancreáticas".
El estudio arroja, por tanto, luz sobre los mecanismos iniciales que conducen a la aparición de la diabetes tipo 1 y destaca la importancia de estudiar la autorreactividad en personas sin enfermedades autoinmunitarias para así poder diferenciar la autorreactividad fisiológica y la patológica.