Aunque la genética y el estilo de vida son factores clave en el desarrollo de la diabetes, estudios recientes han señalado que ciertos alimentos podrían desempeñar un papel relevante en su aparición, y la carne roja, un alimento que no contiene azúcar, es uno de ellos.
Lo sorprendente de este caso es que no estamos hablando de un producto azucarado, sino de un alimento que muchos consideran nutritivo y básico en la alimentación diaria. De esta manera, según algunas investigaciones, la carne roja contiene un componente que podría desencadenar procesos inflamatorios y resistencia a la insulina, aumentando significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Así las cosas, un reciente estudio publicado en Nature y liderado por Frank Hu, ha revelado que ingerir 70 gramos de carne roja al día, lo que aproximadamente viene a ser el tamaño de una hamburguesa, está asociado con un aumento del 26 % en la probabilidad de ser diagnosticado con diabetes.
El equipo de investigación analizó datos de 204.615 participantes durante 36 años, teniendo en cuenta factores como la dieta, el estilo de vida, el peso, la presión arterial o los antecedentes familiares. Los científicos identificaron al hierro hemo, presente en la carne roja, como el posible responsable de este incremento del riesgo incrementado.
Se trata de un componente que proviene de la hemoglobina, se encuentra en carnes, pescados y mariscos; y que si bien es altamente absorbido por el cuerpo, podría generar inflamación en los tejidos, lo que reduce la sensibilidad del organismo a la insulina, la hormona encargada de controlar el azúcar en sangre.
La inflamación puede ejercer presión sobre órganos como el páncreas, dificultando aún más la regulación del azúcar en el cuerpo; y aunque la carne roja aporta proteínas y nutrientes esenciales como la vitamina B12, su consumo excesivo podría tener consecuencias negativas a largo plazo.
Los investigadores sugieren que adoptar una dieta basada en plantas podría ser una medida efectiva para reducir el riesgo de diabetes tipo 2, ya que este tipo de dietas ,al priorizar fuentes de proteínas y hierro de origen vegetal, ofrecen beneficios significativos para la salud metabólica.
Entre las opciones más recomendadas se encuentran las legumbres, como lentejas, garbanzos y frijoles, que son ricas en proteínas, fibra y hierro no hemo, lo que las convierte en una excelente alternativa a la carne. También destacan los frutos secos y semillas, como las almendras, nueces, chía y girasol, que además aportan grasas saludables.
Para optimizar la absorción de este tipo de hierro, es recomendable combinarlo con alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos, ya que esta vitamina potencia su asimilación en el organismo.
El estudio también clasificó a los participantes según su ingesta de hierro proveniente de alimentos animales, vegetales y suplementos, y consideró una amplia gama de factores de salud y hábitos.
Según ha afirmado Fenglei Wang, coautor del estudio, “es poco probable que los resultados se vean influenciados por otras opciones dietéticas”. En cualquier caso, aún falta investigar más sobre los mecanismos específicos que relacionan el hierro hemo con la diabetes tipo 2.