Aunque es común asociar la diabetes con signos como la sed excesiva o la fatiga, existen manifestaciones menos conocidas que podrían ser las primeras en dar la alarma. Se trata de indicios tempranos fundamentales para detectar a tiempo posibles desajustes en la glucosa, lo que permite prevenir complicaciones más graves.
De esta manera, prestar atención a ciertas señales del cuerpo puede marcar la diferencia en la detección y el tratamiento de la diabetes; al tiempo que conocer cómo el cuerpo responde a los cambios en los niveles de azúcar en sangre es fundamental para mantener una buena salud y prevenir enfermedades crónicas.
Así las cosas, la visión borrosa se perfila como un síntoma inicial de niveles altos de azúcar en sangre y posible diabetes, tratándose de un indicador que muchas veces pasa desapercibido.
Este problema visual ocurre, según el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK), cuando la glucosa elevada altera los líquidos en el cuerpo o provoca hinchazón en los tejidos oculares encargados del enfoque.
Afortunadamente, esta visión borrosa suele ser temporal y desaparece cuando los niveles de azúcar se normalizan, y todo ello debido a que se puede filtrar líquido de los vasos sanguíneos dañados causando hinchazón. También se pueden comenzar a formar nuevos vasos sanguíneos débiles, que pueden llegar a sangrar en la parte media del ojo, formando tejido cicatricial, o haciendo que la presión suba a un nivel peligroso en la parte interna del ojo.
Según la National Kidney Foundation (NKF) de Estados Unidos, estos pequeños vasos sanguíneos presentes en los ojos son especialmente vulnerables a los niveles elevados de azúcar en sangre prolongados, lo que puede provocar su inflamación y debilitamiento, aumentando de esta manera el riesgo de ceguera.
En algunos casos, estos vasos pueden obstruirse, limitando el flujo sanguíneo necesario para una visión saludable; por no hablar de que la presión arterial alta agrava esta situación, intensificando los problemas oculares. Así las cosas, el NKF destaca que "el daño ocular provocado por la diabetes se llama retinopatía diabética”.
Los síntomas que podrían indicar niveles altos de azúcar en sangre son variados y su intensidad cambia según la persona; y entre los más comunes se encuentran:
- Sed excesiva
- Fatiga constante
- Visión borrosa
- Micción frecuente
- Dolor de cabeza
- Aumento del apetito Infecciones recurrentes
- Cicatrización lenta
- Cambios de humor repentinos
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la hiperglucemia se diagnostica cuando los niveles de azúcar en sangre superan los 130 mg/dL antes de comer o los 180 mg/dL dos horas después de una comida; y destaca que es importante tener en cuenta que si estos niveles se mantienen elevados sin control, pueden desencadenar diabetes, una condición crónica que requiere atención médica inmediata.