Los escolares navarros aprendieron sobre diabetes en tres ciclos de las charlas de “Al cole con salud”

Alumnos de 5º y 6º de Primaria de 15 centros educativos navarros distintos se han formado en los tres ciclos de charlas de “Al cole con salud” impartidos desde 2023, una acción formativa que acaba de finalizar su tercer ciclo de charlas, y a través de la cual, numerosos expertos de la Asociación Navarra de Diabetes (ANADI) hanfomentado el conocimiento de la diabetes entre la población escolar y han promovido las claves para su prevención.

 

Este ciclo de charlas se suma a los dos celebrados durante el curso pasado, de forma que un total de 1.300 escolares navarros de entre 10 y 12 años han profundizado sobre cuáles son los tipos de diabetes, sus síntomas y tratamiento, cómo es el día a día de una persona con esta patología y las recomendaciones para manejarla, así como las pautas de actuación ante situaciones de riesgo.

Las sesiones formativas han estado impartidas por Julio Maset, médico de un laboratorio navarro, e Isabel San Martín, enfermera educadora en diabetes de la asociación de pacientes, quienes, desde el curso pasado, han visitado 15 centros educativos distintos de Pamplona y de algunas localidades navarras, como Peralta o Artajona.

El objetivo de estas charlas ha sido, hacer comprender a los chicos y chicas que el riesgo de desarrollar esta enfermedad está muy vinculado a los hábitos de alimentación y de estilo de vida, así como sensibilizarles sobre la situación de una persona o un niño o niña con diabetes, para que puedan ofrecer apoyo o ayuda ante posibles complicaciones.

Según ha explicado la especialista de ANADI, “la implicación y el respeto por parte de los compañeros y compañeras y del profesorado evitarán estigmatizar a los menores que tienen diabetes. Se trata de una enfermedad crónica, pero que, controlada y siguiendo ciertas pautas, permite a estos chicos y chicas llevar una vida como la de cualquier otro niño de su edad”.

Cuando un menor recibe el diagnóstico de diabetes tipo 1, se precisa de un trabajo de educación en la enfermedad, tanto para el propio niño o niña -quien mejor debe conocer su salud-, como para sus familiares, amigos y profesorado, quienes también deben informarse sobre el control farmacológico y emocional de la diabetes. La labor de sensibilización en todo su entorno es básica y muchas veces comienza en las asociaciones de pacientes, que realizan una labor esencial de información y acompañamiento.

En el marco de esa educación diabetológica, son extremadamente importantes los autoanálisis de glucosa que los niños y niñas necesitan realizarse varias veces al día para conocer su nivel de glucemia, un procedimiento muy sencillo en el que, gracias a un sensor, se monitorizan continuamente los niveles de glucosa.

Durante las charlas quedó de manifiesto que pese a que un niño o niña con diabetes puede comer prácticamente de todo, es fundamental limitar al máximo la cantidad de azúcares simples que toma; es decir, los que se absorben rápidamente y provocan subidas rápidas de la glucemia, como azúcares refinados, zumos, miel y dulces, por lo que resulta muy importante que en situaciones de celebraciones, meriendas o excursiones, los compañeros o profesores no animen a probar o tomar más de ciertos alimentos, de igual modo que no hay que insistir para que coman algo que están rechazando, porque ellos son los que mejor conocen qué les conviene comer en cada momento, según su autocontrol y cómo se encuentren.

Lo mismo ocurre con el deporte, un ámbito en que hay que hay que saber que los chicos y chicas con diabetes pueden practicar ejercicio físico como cualquier otro menor, siempre y cuando se hagan antes un control de la glucemia y realicen un cálculo para valorar un ajuste de la insulina necesaria e incluso un aporte de hidratos de carbono para realizar esa actividad.

De esta manera, el mensaje más importante para compañeros, compañeras y profesorado es el respeto a las decisiones que las personas con diabetes tomen sobre seguir o no practicando algún deporte o esfuerzo físico en un determinado momento.

Para lograr ese correcto manejo de la enfermedad y del tratamiento que deben seguir, los niños y niñas con diabetes deben sentir que su situación está normalizada en el entorno escolar. Es decir, que tengan acceso libre a beber agua y a ir al baño, ya que pueden necesitarlo más de lo habitual; que puedan hacerse controles de glucosa en cualquier momento y lugar sin tener que esconderse o avergonzarse; que puedan comer lo que necesiten sin que las actividades de la clase se detengan; o que les esté permitido que algunos de los aparatos que deben portar emitan sonidos o vibren, entre otros ejemplos

Durante esta formación ha quedado claro que en general, los niños o niñas con esta enfermedad han de llevar siempre consigo un bolso con el material imprescindible para controlarla: glucómetro y tiras reactivas, jeringas de insulina y glucagón, agujas para su administración, zumos, azúcar, teléfonos de contacto, etc., punto en el que adquiere importancia que dispongan de un espacio accesible en el aula o en el centro escolar donde poder dejar este kit y que sea de conocimiento general, por si es necesario utilizarlo.

Por su parte, el personal docente y del centro escolar debe tener nociones básicas de cómo actuar ante estos casos, que conllevan cierta gravedad y pueden asustar a los menores, ya que por un desajuste entre la cantidad de insulina administrada y el requerimiento de glucosa del organismo, se puede producir hipoglucemia, que puede producir una crisis, que se manifiesta con palidez, somnolencia, temblores, hambre o incluso pérdida de conocimiento.

Que haya un profesor o profesora responsable y que todos los niños y niñas de la clase tengan conocimiento de su enfermedad, sepan cuáles son los niveles adecuados de glucosa o los síntomas de las complicaciones y que en ciertos momentos tengan la seguridad de preguntar cómo se encuentra puede mejorar el día a día del paciente, especialmente a nivel emocional.

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