Medir su nivel de azúcar en la sangre y pincharse insulina es lo primero que hace cada día Pau Ribas, un ingeniero y emprendedor de 28 años que padece diabetes tipo 1. Con estas primeras acciones matinales, su rutina no ha hecho más empezar, y a lo largo del día se tendrá que volver a inyectar insulina entre cuatro y diez veces, y tendrá que ajustar la dosis según lo que se disponga a comer.
Además, tendrá que calcular la cantidad de hidratos de carbono que contiene cada alimento o cada comida, ya que la ingesta de este componente hace subir los niveles de glucosa en la sangre; y ya por la tarde, tendrá que hacer todavía más cálculos y tomar decisiones relacionadas con su enfermedad, tales como valorar con cuánta antelación se debe inyectar la insulina según el alimento que ingerirá, su estado anímico, o la temperatura ambiental, entre otros muchos factores.
Así las cosas Ribas ha afirmado que "esta necesidad de calcular constantemente para realizar cualquier actividad cotidiana genera una presión y una carga emocional a las personas con diabetes que se agrava con la angustia o el miedo a no tomar las decisiones adecuadas".
Con el objetivo de ayudar a los pacientes como él a autogestionar la diabetes y aportarles el apoyo emocional que necesitan, este emprendedor ha creado una tecnología innovadora, denominada Diabetes Artificial Intelligence Assistant (DAIA), que, gracias a la Inteligencia Artificial (IA), ofrece una asistencia integral.
Se trata del único agente de inteligencia artificial personal y autónomo para la gestión de la diabetes y, según su promotor, supone "una revolución en el mercado de la telemedicina", algo así como "un amigo especialista en diabetes muy inteligente".
Ribas ha desarrollado esta tecnología a través de la empresa gerundense Diabetes SL en colaboración con un equipo formado por la doctora en biomedicina Janire Virgala, el analista de datos Gerard Torrent y el programador Gabriel Melero.
Con todo, este "asistente" no se limita a calcular la cifra de carbohidratos, sino que también hace recomendaciones al usuario, ya que conoce los datos de las glucemias al estar conectado al medidor continuo de glucosa que lleva en el brazo, y conoce además su comportamiento, las veces que ha comido o se ha inyectado insulina, cómo le afecta un tipo de actividad, etc.
A base de interactuar con esta nueva tecnología, lo va aprendiendo todo sobre el usuario y puede crear recomendaciones totalmente personalizadas.
La tecnología creada por este grupo de jóvenes emprendedores ha ganado el primer premio de los galardones Impulsa Startup de la Cámara de Comercio de Girona, que busca hacer crecer y encontrar financiación para las empresas emergentes.
Con el apoyo de la Universidad de Girona, el proyecto se presentará en el Mobile Congress de Barcelona el próximo mes de marzo, en el que el joven espera obtener la complicidad de los inversores para acabar implantando su tecnología tanto entre los usuarios como en los centros sanitarios.
Por el momento, y a partir del mes de abril, el DAIA se utilizará como prueba en los hospitales de las comarcas gerundenses en todas sus funcionalidades, excepto la de la regulación de la cantidad de insulina a inyectar al paciente, ya que esto requiere una certificación clínica previa.
Trabajando con los endocrinos y otros profesionales de la salud de estos centros sanitarios, el DAIA se probará con las funcionalidades básicas, como el reconocimiento de hidratos de carbono en un menú, el monitoreo total y personalizado de la enfermedad interconectando datos personales y clínicos, y el apoyo emocional o acompañamiento que representa en tanto que "asistente" personalizado que reduce presión.
Ribas sostiene que la tecnología DAIA no sólo aporta una mejora en la calidad de vida de los pacientes de diabetes, sino que también puede ayudar a descongestionar el sistema sanitario, ya que el apoyo que ofrece a los pacientes para tomar mejores decisiones hace que acaben teniendo menos bajadas o subidas de azúcar, que su calidad de vida mejore, que se reduzca la necesidad de medicación y que se minimice el deterioro de órganos y tejidos, reduciendo así los costes asociados que todo ello comporta.