Curan la diabetes tipo 1 a una mujer a través de un trasplante de células madre reprogramadas

Una mujer de 25 años de Tianjin, en China, que padecía diabetes tipo 1 ha comenzado a producir su propia insulina tres meses después de recibir un trasplante de células madre reprogramadas, siendo la primera persona en el mundo con esta enfermedad que recibe tratamiento con células autólogas de islotes derivados de células madre pluripotentes inducidas químicamente debajo de la vaina del recto anterior abdominal para el tratamiento de la diabetes tipo 1.

 

La paciente logró una independencia sostenida de la insulina a partir de los 75 días posteriores al trasplante, y al cabo de un año, los datos clínicos cumplieron con todos los criterios de valoración del estudio sin indicios de anomalías relacionadas con el trasplante.

El estudio, que acaba de publicarse en la revista Cell, sigue los resultados de un grupo independiente de Shanghái, China, que informó de que habían trasplantado con éxito islotes productores de insulina en el hígado de un hombre de 59 años con diabetes tipo 2. Los islotes también se derivaron de células madre reprogramadas extraídas del propio cuerpo del hombre y desde entonces ha dejado de tomar insulina.

Según ha señalado Shusen Wang, del Instituto de Investigación de Medicina de Trasplantes, de Tianjin, en China, "los resultados prometedores de esta paciente ponen de manifiesto que se justifican más estudios clínicos que evalúen el trasplante de islotes de CiPSC en la diabetes tipo 1".

Los investigadores apuntan en el estudio que esto todavía está lejos de convertirse en "la cura" generalizada para todos los pacientes, pero siendo este un caso a seguir a largo plazo, consideran que este tipo de estudios forman parte de un grupo de ensayos pioneros que utilizan células madre para tratar la diabetes.

En la diabetes tipo 1, el sistema inmunitario ataca a las células de los islotes del páncreas, por lo que los trasplantes de islotes pueden tratar la enfermedad, pero no hay suficientes donantes para satisfacer la creciente demanda y los receptores deben usar inmunosupresores para evitar que el organismo rechace el tejido del donante.

Sin embargo, las células madre se pueden utilizar para generar cualquier tejido del cuerpo y se pueden cultivar indefinidamente en el laboratorio, lo que significa que potencialmente ofrecen una fuente ilimitada de tejido pancreático.

Al utilizar tejido elaborado a partir de las propias células de una persona, los investigadores también esperan evitar la necesidad de inmunosupresores, según recoge la revista Nature.

En el primer ensayo de este tipo, el equipo de Deng Hongkui, de Biología Celular de la Universidad de Pekín, China, extrajo células de tres personas con diabetes tipo 1 y las revirtieron a un estado pluripotente, a partir del cual podrían moldearse en cualquier tipo de célula del cuerpo. Esta técnica de reprogramación fue desarrollada por primera vez por Shinya Yamanaka en la Universidad de Kioto en Japón hace casi dos décadas.

Pero Deng y sus colegas modificaron la técnica, y en lugar de introducir proteínas que desencadenan la expresión genética, como había hecho Yamanaka, expusieron las células a pequeñas moléculas, algo que ofreció un mayor control sobre el proceso.

Los investigadores utilizaron posteriormente células madre pluripotentes inducidas químicamente (iPS) para generar grupos tridimensionales de islotes, probando la seguridad y eficacia de las células en modelos de ratones y primates no humanos. De esta manera, en junio de 2023, en una intervención que duró menos de media hora, los especialistas inyectaron el equivalente a aproximadamente 1,5 millones de islotes en los músculos abdominales de la mujer, de la que se hacen eco los nuevos datos publicados.

Se trata de una nueva localización para los trasplantes de islotes, y la mayoría de ellos se inyectan en el hígado, donde no se pueden observar las células. Sin embargo, al colocarlos en el abdomen, los investigadores podrían monitorrizar las células mediante imágenes por resonancia magnética y potencialmente eliminarlas si fuera necesario.

Dos meses y medio después, la mujer producía suficiente insulina para vivir sin necesidad de dosis adicionales y ha mantenido ese nivel de producción durante más de un año. Para entonces, la mujer había dejado de experimentar los peligrosos picos y descensos en los niveles de glucosa en sangre, que se mantenían dentro de un rango objetivo durante más del 98% del día.

Como la mujer ya estaba recibiendo inmunosupresores para un trasplante de hígado anterior, los investigadores no pudieron evaluar si las células iPS reducían el riesgo de rechazo del injerto; de manera que aunque el organismo no rechace el trasplante porque no considere que las células sean extrañas, en las personas con diabetes tipo 1, existe el riesgo de que el organismo ataque a los islotes.

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